Las recientes estadísticas oficiales muestran que la actividad económica del Reino Unido no ha sufrido por la decisión de los habitantes de ese país, el 23 de junio, de abandonar la Unión Europea (el llamado Brexit), para sorpresa de los analistas que habían previsto su desaceleración.
Buena parte de especialistas, los organismos internacionales, e incluso el Tesoro y el Banco de Inglaterra temían un impacto negativo inmediato, por el largo período de negociación que es poco propicio para tranquilizar a los medios financieros.
“Hasta ahora, el voto no ha afectado a los indicadores. Es evidente que la confianza no ha caído, ni para los consumidores ni para las empresas”, reconoció Laith Khalaf, analista de la firma Hargreaves Lansdown.
Dinamismo
La economía británica resiste bien, a tal punto que las cifras de venta al por menor, publicadas ayer reflejan que estas tuvieron un incremento de 1.4 por ciento en julio, más de lo previsto por analistas, lo cual hace pensar que los consumidores no han cambiado de hábitos.
Las tiendas, incluso, han podido beneficiarse del gasto de los turistas, cuyo poder de compra está inflado por la debilidad de la libra esterlina.
Mejora la confianza
“El desempleo es históricamente bajo y la confianza de los consumidores sigue siendo elevada”, señaló Daniel Vernazza, economista de Unicredit, y añadió: “La mayoría de personas que votaron por la salida del bloque de países no pensaban que el resultado fuese a hundir la economía”.
En contraste
La patronal no espera un futuro no tan rosa. “La reciente bajada de la libra encarecerá el costo de la vida el año próximo, lo que afectará a la capacidad de los hogares para gastar”, advirtió Anna Leach, economista de la Confederación Industrial Británica (CBI, por sus siglas en inglés).
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