Alemania disputará con el Brasil de Neymar la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Río 2016, al imponerse ayer 2-0 a Nigeria en las semifinales, una suerte de revancha para la selecao en su deseo de sanar la dolorosa herida que le dejó el 7-1 del Mundial.
Lukas Klostermann, a los 9 minutos, y Nils Petersen, a los 89, fueron los anotadores. La mannschaft olímpica, que parece haber encontrado en Brasil las huellas del seleccionado de Joachim Low después de un inicio con discretos empates contra México y Corea del Sur en la primera fase.
“Hemos cumplido con el segundo objetivo que nos trazamos. Estamos en la final, y ahora vamos por el primero, la medalla de oro”, aseguró Klostermann.
Humillados
La verdeamarelha, que goleó 6-0 a Honduras en el mítico Maracaná, con una actuación brillante de su ídolo y capitán, persigue afanosamente la inédita presea dorada para saldar la humillante deuda del Mundial 2014 y que desde entonces se convirtió en el causante de sus fracasos en 2 Copas América.
Honduras y Nigeria lucharán por la medalla de bronce el sábado en Belo Horizonte.
Alemania se encontró muy rápido con el gol, cuando Klostermann marcó libre de marca en el área pequeña, llegando a espaldas de la defensa para aprovechar un servicio de Maximilian Meyer que se cruzó de palo a palo para que conectara el defensor sobre la raya.
Más organizada en el campo y con una mejor distribución de la pelota, la teutona olímpica fue sometiendo con el paso de los minutos a las águilas verdes, que poco hicieron en la primera parte y no crearon peligro.
Nigeria, que llegó a semifinales después de quitarse de encima a una fría Dinamarca en los cuartos y ganar el Grupo B por encima de Suecia, Japón y Colombia, con la que perdió, intentó una tímida reacción en la segunda parte, pero insuficiente para inquietar a la zaga alemana.
Y llegó el 2-0 con Selke, que sobre el palo derecho empujó una pelota servida por Peteresen en un contragolpe que tomó muy mal parada a la defensa africana.
La torcida, volcada desde el inicio a alentar a los nigerianos, comenzó a gritarles a los alemanes “¡O, Alemanha, pode esperar, a sua hora vai chegar!”, una especie de advertencia de la afición brasileña por el 7-1, la tragedia moderna del país del jogo bonito.
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