La estrella estadounidense Simone Biles no pudo sumar ayer su cuarto oro consecutivo en Río 2016 y obtuvo el bronce en viga de equilibrio, con lo que perdió la oportunidad de seguir luchando por convertirse en la primera gimnasta de la historia que consiguiera 5 títulos en unos mismos Juegos.
La victoria, que ya se daba como cierta para la mejor del mundo, se la acabó llevando la holandesa Sanne Wevers, mientras que la plata fue para la también estadounidense Lauren Hernández.
Nadie había sido mejor que Biles hasta ahora en Río. En todos los aparatos que tocaba arrasaba, tantas veces como hiciera falta, con la excepción de las barras asimétricas, su ejercicio “maldito” al que entierra con sus notas estratosféricas en el resto del gimnasio.
Su explosiva fuerza la traicionó esta vez, después de un mortal hacia adelante del que aterrizó sobre la pierna izquierda. Volvió a acabar exacta el ejercicio, pero esta vez la sonrisa duró menos. En el abrazo con su entrenadora no hubo lloros, pero sí decepción contenida, y al mal tiempo buena cara.
Y aunque ya perdió el tren del récord, todavía está a tiempo de ingresar hoy por la puerta grande en el selecto club de la diosas olímpicas, cuando salga al tapiz a ejecutar por última vez en Río su rutina de piso.
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