La estrella estadounidense Simone Biles no pudo sumar este lunes su cuarto oro consecutivo en Río 2016 y fue bronce en viga de equilibrio, perdiendo así la oportunidad de seguir luchando por convertirse en la primera gimnasta de la historia que consigue cinco títulos en unos mismos Juegos.
La victoria, que ya se daba como cierta para la mejor del mundo, se la acabó llevando la holandesa Sanne Wevers, mientras que la plata fue para la también estadounidense Lauren Hernández.
Nadie había sido mejor que Biles hasta ahora en Río. En todos los aparatos que tocaba, arrasaba, tantas veces como hiciera falta. Con la excepción de las barras asimétricas, su ejercicio maldito al que entierra con sus notas estratosféricas en el resto del gimnasio.
Pero a la Arena Olímpica llegó este lunes una noticia inesperada: Simone Biles también falla y, a dos pasos de cumplir su récord soñado, también puede desequilibrarle la presión.
Más dubitativa que en sus dos paseos anteriores por la viga, donde siempre fue la primera, sus pequeñas imprecisiones al comienzo del ejercicio hubieran podido presagiar una catástrofe para cualquier otra gimnasta, menos en ella. Pase lo que pase, Simone siempre acaba cayendo perfecta en la colchoneta y con una enorme sonrisa de regalo.
Pero su explosiva fuerza le traicionó esta vez, después de un mortal hacia adelante del que aterrizó sobre la pierna izquierda. Tras unas milésimas de segundo en las que pudo pasar lo peor -la imagen de la campeona en el suelo-, se reequilibró con el brazo y continuó hasta el final, aunque con el récord hecho añicos.
Volvió a acabar exacta el ejercicio, pero esta vez la sonrisa duró menos. En el abrazo con su entrenadora no hubo lloros, pero sí decepción contenida y al mal tiempo buena cara.
Tampoco facilitó el trago que la siguiente en competir fuera la elegante holandesa Senna Wevers, quien llevaba días destacando en el tapiz de Rio gracias a su finura y expresividad de otra época.
Con su buena nota (15.466), la holandesa puso nombre a lo que todo el mundo sabía, pero nadie se atrevía a decir aún: Biles se había quedado sin su cuarto oro consecutivo, a un abismo de más de siete décimas de la futura campeona.
Al final, solo su compañera de equipo, la joven Lauren Hernández, se interpuso entre la reina y la holandesa.
Porque, pese a su doloroso resbalón, Biles sigue siendo la mejor gimnasta del planeta, la que más títulos mundiales tiene (10) y un fenómeno que desde que irrumpió hace tres años en el circuito senior lo ha revolucionado todo.
Y aunque ya ha perdido el tren del récord, todavía está a tiempo de ingresar por la puerta grande en el selecto club de la diosas olímpicas este martes, cuando salga al tapiz a realizar por última vez en Rio su espectacular rutina de suelo.
El show de Simone aún no ha acabado.
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