Científicos neerlandeses y kenianos concibieron una trampa que atrae, con olores humanos, a mosquitos portadores de malaria. Este aparato ya permitió disminuir los casos de esta enfermedad, dice un informe publicado ayer por la revista The Lancet.
Se evidencia en el análisis que estos cebos de olor sintético han permitido atrapar hasta el 70 por ciento de la población local de esos insectos, y en consecuencia, ha disminuido en 30 por ciento los cuadros de infección en los hogares que los emplean.
El estudio se llevó a cabo durante 3 años en la isla keniana de Rusinga, en el Lago Victoria, con la participación del conjunto de sus 25 mil habitantes. Los artefactos, fijados fuera de las casas, funcionan con la electricidad producida con paneles solares instalados para el estudio. Los habitantes contaron también con la protección de mosquiteras y con la distribución de medicamentos. “El aparato puede ofrecer una solución para enfermedades como el dengue o el zika”, que se contagian por la picadura del bicho, aseguró en un comunicado la universidad Wageninge.
El análisis incluyó la participación del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos keniano, así como del Instituto Tropical y de la Salud Pública, de Suiza.
Logro
El nuevo invento reduce la necesidad de recurrir a productos químicos para controlar la peste de mosquitos. “Luchar contra la malaria sin insecticidas es mi gran sueño”, declaró Willem Takken, de la misma universidad.
Cada minuto un menor muere como repercusión del padecimiento; además, significa US $12 mil millones (equivalentes a Q90 mil 360 millones) al año a África en términos de costes de salud y pérdida de producción. No existe ninguna vacuna contra ese mal, una dolencia que en 2015 mató a 438 mil personas, publicó la Organización Mundial de la Salud.
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