Aunque la historia suele ser escrita por los vencedores, en el ámbito musical y, específicamente, en un público tan polarizado como el del metal, esta es una afirmación relativa. El 12 de agosto de 1991, los seguidores del cuarteto Metallica recibieron la primera dosis de música de la agrupación en la década de los 90. La placa homónima, también conocida como Black album, consiste de 12 canciones, cuya duración es de 62 minutos con 31 segundos, y luego de su lanzamiento nada volvería a ser igual para esta y otras generaciones.
Viaje oscuro
“Sale la luz, entra la noche, toma mi mano, vamos al país del nunca jamás”, reza parte del estribillo de Enter sandman, el tema con el que abre la producción. Sabemos que este será un viaje oscuro, pero uno en el que la cuadrilla de San Francisco daría giros estilísticos radicales y se enfrentaría a un proceso doloroso profesional y personal.
Prueba de ello, durante la grabación, el guitarrista Kirk Hammet, el baterista Lars Ulrich y el bajista Jason Newsted se divorciaron de sus esposas. En una entrevista publicada en Playboy, Hammet reconoció que esta decisión influyó en la forma de tocar de los integrantes: “Estábamos tratando de tomar esos sentimientos de culpa y fracaso, y canalizarlos hacia la música, para extraer algo positivo de ello”.
La dirección del productor canadiense Bob Rock, en el proceso de composición, grabación y ejecución, alimentó la creatividad del grupo, pero no sin altos grados de confrontación entre ambas partes.
La rabia y la culpa
Luego del accidente que cobró la vida del bajista Cliff Burton en 1986, la adición del joven Jason Newsted a este instrumento rítmico tendría consigo una carga de chivo expiatorio dentro de la facción roquera. Notablemente, el sonido del bajo durante el trabajo anterior …And justice for all sería casi inaudible. Fue idea de Ulrich y el responsable de la mezcla fue puesto entre la espada y la pared. Además, Newsted no fue incluido en el proceso creativo.
En el álbum negro (cuyo topónimo no oficial deriva de la portada y contraportadas con ausencia de color), Bob Rock decidió aumentarle el volumen al bajo; asimismo, ahora se le permitió a Newsted contribuir en los arreglos, es notable el aporte de su instrumento en Holier than thou, My friend of misery, Sad but true, The God that failed (cuya letra aborda la muerte de la madre de James Hetfield, quien padeció cáncer y, por motivos religiosos, se resistió a aceptar tratamiento médico) y en las baladas The unforgiven y Nothing else matters.
El producto final recibió principalmente críticas positivas, pero en esencia el motivo, en palabras de James Hetfield fue: “Lo que deseábamos era una sensación en directo. Antes, Lars y yo construíamos los arreglos sin Kirk y Jason. Esta vez quise que tocáramos en términos de unidad. Eso aliviana las cosas y obtienes una buena vibra”.
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