La judoca Rafaela Silva, criada en una favela, conquistó ayer el primer oro para Brasil en los Juegos Olímpicos Río 2016, al imponerse en la final de los 57 kg a la mongola Sumiya Dorjsuren.
“Dedico esta medalla a todo el pueblo brasileño”, dijo la atleta de 24 años, quien con el metal preciado en el cuello estalló en llanto mientras el himno brasileño sonaba para ella en el podio. Aupada por el estruendoso público local, Silva se impuso en la final de su categoría a la mongola Sumiya Dorjsuren, número 1 mundial, por waza-ari.
Silva, originaria de la favela Cidade de Deus, se convirtió en 2013, también en su ciudad natal, en la primera mujer brasileña en ganar un título mundial de esta disciplina.
Esta primera medalla de oro brasileña tiene mucho de cuento de hadas.
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