Cuando hay una visión y misión clara se puede trascender más allá de una época, de una era.
Diario de Centro América, el decano de la prensa del Istmo, es un ejemplo de pervivencia al llegar a los 136 años y, desde el balcón del quehacer periodístico, ha visto cómo han desaparecido periódicos que en su momento llegaron a ocupar un lugar importante en la opinión pública. No es ajeno ni desconoce las vicisitudes económicas, pero aún se mantiene aquella visión de hombres preclaros que determinaron que hacer un periódico ahora, como en aquella época, era difícil, y que solamente se lograría con el trabajo de la acción de muchos, llevando las mejores estampas y las mejores ideas para alcanzar la eficacia.
En tiempo y espacio pareciera que ha pasado mucho, más de un siglo de existencia, pero todo es cercano por lo que escribieron esas excelsas plumas como la de Pepe Milla, Domingo Estrada, Miguel Ángel Asturias, Enrique Gómez Carrillo, Lorenzo Montúfar, por citar unos ejemplos. Es la historia de la modernidad y formación de opinión pública a través de procesos informativos ausentes de sensacionalismo, es el desfile de hombres de la comunicación social que han dejado su sello. No es solamente entretenimiento; sino además, conocimiento del compendio de las leyes emitidas.
Su transformación ha sido de gran impacto, ahora un diseño moderno que contrasta con aquellas “sábanas” de los inicios, con fotografías a color y una información completa sobre lo que hace el Gobierno, cultura y deporte, además de los sucesos que sacuden al mundo. Por eso han recorrido la geografía en sus páginas las más brillantes plumas de la época, directores desde su fundador Marco J. Kelly, José Milla, Rodrigo Cerna, Virgilio Rodríguez Macal, hasta llegar a su actual director, licenciado Héctor Salvatierra. La creación, formación, trasformación y progreso del decano no puede pasar como un hecho aislado, sino debe tomarse en toda su dimensión, que cuando hay una visión y misión clara se puede trascender más allá de una época, de una era, y convertirse en una historia permanente.
Guatemala ha experimentado cambios profundos en su estructura como Estado, en lo político y social. Ha superado crisis sociales, políticas y económicas, pero no ha alcanzado la madurez para tener una visión de lo que quiere en su rumbo, para convertirse en una nación rica, poderosa y pacífica que trascienda. De que se puede, se puede.
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