Hace 2 años miraba lejísimos los Juegos. El tiempo se ha pasado volando, y ahora estamos a pocos días de cumplir el sueño”, comentó el velerista guatemalteco Juan Ignacio Maegli al recordar aquel 13 de septiembre de 2014, fecha en la que consiguió el boleto a los Juegos Olímpicos Río 2016, al haber clasificado a la ronda final del Mundial de Navegación a Vela disputado en Santander, España.
Actualmente, las justas están a 4 días de arrancar, y para el atleta nacional haber sido el primer guatemalteco en conseguir el pase para la presente edición significó una ventaja, puesto que contó con más tiempo para afinar los detalles de su preparación. “Sabiendo que ya estaba clasificado busqué ser más constante con mis entrenamientos, porque la competencia en Río nos presentará condiciones muy complicadas de viento y marea. Actualmente veo cómo cada aspecto que trabajé por separado se va uniendo, y eso es muy gratificante”, destacó el deportista, que encarará sus terceros Juegos, después de su actuación en Pekín 2008, donde obtuvo el puesto 33 en la clase láser, y Londres 2012, donde terminó en el noveno lugar de la misma categoría.
Aunque para las actividades cotidianas el agua no es nada más que eso, para el deporte de Maegli cada país ofrece condiciones diferentes, las cuales hay que tener en cuenta para pelear por un puesto de honor en el máximo certamen multideportivo del mundo.
“El bote flota más en agua salada, y es difícil acostumbrarse. Por eso, para mí ha sido muy importante haber entrenado en Río de Janeiro. Allí hay mucha corriente, y eso es algo que no tenemos en los lagos de Guatemala, entonces son detalles que juegan, y para los que hay que prepararse”, señaló el regatista, que este año sostuvo un campamento de preparación en la ciudad carioca durante 20 días.
En el mismo contexto, Juani, como es conocido por los más allegados a él, no puede olvidar que 2016 ha sido un año que le ha presentado constantes pruebas, pues además de haber tenido que cambiar de entrenador, superó una lesión que lo mantuvo al margen de toda actividad deportiva durante 9 semanas; no obstante, el compromiso de poner en alto el pabellón azul y blanco se mantiene intacto.
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