En el edificio que ocupaba la esquina de la 6a. avenida y 10a. calle de la zona 1, en la Nueva Guatemala de la Asunción, comienza a funcionar el Diario de Centro América (DCA) por iniciativa de Marco J. Kelly, ciudadano inglés que había llegado al país contratado para trabajar en la empresa de ferrocarriles de Guatemala, y 9 ciudadanos, entre ellos, los escritores José Milla y Vidaurre y Domingo Estrada.
Esto sucedió el 2 de agosto de 1880, a los 9 años del triunfo de la Revolución Liberal. Desde que se fundó, el Diario de Centro América ha tenido el mismo nombre, pero es importante mencionar que en los primeros años de vida se asoció con el diario El Guatemalteco, el cual editaba la parte legal, y el DCA, la informativa. Luego se cambiaron las funciones, y este último pasó a encargarse de la sección legal, mientras que diario El Guatemalteco era responsable del área informativa.
En 1972 se emitió un acuerdo que suspendió el funcionamiento del diario El Guatemalteco, que oficialmente se fusionó al Diario de Centro América, pero para que aquel conservara su nombre se dispuso que en la parte legal se pusiera Antiguo El Guatemalteco. A partir del 11 de enero de 2008, de conformidad con el Acuerdo Gubernativo 633-2007, del 27 de diciembre de 2007, se unificaron las direcciones del DCA y la Tipografía Nacional, y pasó a ser Dirección General del Diario de Centro América y Tipografía Nacional.
Salvatierra: “Un diario comprometido”
“El Diario de Centro América es un medio en cuyas páginas han quedado registrados los grandes acontecimientos de nuestro país y en particular, los hitos en materia de gestión pública vividos durante 136 años”, señala Héctor Salvatierra, director general de este periódico. Sobre el presente, subraya el compromiso que le compete como órgano oficial de divulgación al tiempo de abrir sus espacios a variedad de actores de la dinámica local, en ámbitos académicos, económicos, artísticos, deportivos, jurídicos y políticos, incluyendo a entidades y representaciones del cuerpo diplomático, consular y de la cooperación internacional. “Nos ocupamos de ofrecer un servicio informativo, de opinión, entretención y análisis que nos coloque al nivel de los colegas del sector privado a fin de aportar calidad a la oferta noticiosa, y para el efecto, junto a la versión impresa somos dinámicos en diseño y contenidos en las redes sociales y sitio web” , detalla quien también conduce la Tipografía Nacional. Salvatierra menciona que al ser una dependencia que no recibe asignación de fuentes tributarias, el reto para su buen funcionamiento es trabajar cada día para elevar la venta de suscripciones, buscar más pauta comercial e incrementar la producción impresora, tanto para instancias públicas como privadas, y así no supeditarse a la parte legal. Al reconocer el esfuerzo de los equipos de pilotos, diagramadores, correctores, reporteros, fotógrafos, editores, impresores y repartidores, el entrevistado resalta que el Diario de Centro América es resultado de la participación asertiva de hombres y mujeres en las áreas aludidas y otras fundamentales para que quien busca al DCA, encuentre materiales de valor.
Escuela de periodismo
“El Diario de Centro América se ha convertido para mí en una escuela de periodismo, en la que aprendí que las palabras son tan poderosas como una espada. Cuando llegué a esta institución, en agosto de 2013, comencé a formarme en el oficio que Gabriel García Márquez calificó como el mejor del mundo. A partir de esa fecha he escrito sobre acontecimientos que han marcado el rumbo del país, especialmente económicos. Mi mayor motivación es comunicar los hechos de la manera más objetiva y veraz”. Brenda Jiguan, periodista del DCA.
Del blanco y negro, al color
“Mi experiencia de 16 años como reportero-redactor en el Diario ha sido excelente. Me tocó vivir el cambio de la impresión en blanco y negro a la de color. Recuerdo que fue el 14 de julio de 2000 cuando salió la primera edición a todo color. Hay recuerdos gratos, alegría y pesar, como cuando fallece en el Diario su director Carlos Soto. Los cambios e innovaciones están a la vista de los lectores, y son ellos los mejores críticos de si somos buenos o malos”. Gustavo Villagrán, periodista del DCA
Viernes, una revista concelebratoria
En efecto, el semanario, pese a su laicicidad, es como una misa oficiada por varios sacerdotes, pues en su confección, todos aportan su propia carga ritual a la liturgia. Por cierto que en el mundo helénico lo litúrgico no tenía connotaciones religiosas, sino que hacía referencia a las obras que algún ciudadano hacía en favor del pueblo. En ese sentido, en el equipo de colaboradores de Viernes, unos le añaden valor testimonial y narrativo a los contenidos, otros aportan rigor investigativo y profundidad explicativa y los demás se ocupan de velar por el buen decir y el mejor comunicar. Pero el rasgo distintivo de la revista quizá sea su vocación abarcadora y plural, así como su enfoque de Nación y de región, pues aparte de nutrirse del legado cultural contemporáneo gracias a Internet, cuenta con el invaluable respaldo documental del acervo hemerográfico, bibliográfico y tipográfico que proporciona una fuente inagotable de referencias de primera mano sobre nuestra historia y el quehacer institucional. La revista es un espacio que sirve para recordarnos que, pese al camino recorrido como país y como región, todo está por hacerse. Otoniel Martínez, editor de Viernes.
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