La educación es primordial en una nación como la nuestra, en la cual, lo que prevalece es la ausencia de maestros y la marcada deserción escolar.
Una nación que lee definitivamente progresa, se aleja de la ignorancia, aprende y comprende su pasado preparándose para enfrentar el futuro. Hojear las páginas de un libro con atención en su lectura, se convierte en un vehículo que velozmente nos transporta hacia lugares inimaginables, nos permite conocer historias que han marcado el pretérito y el presente de las sociedades en el mundo.
La edición 13 de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua) finalizó el 24 de julio, con una asistencia cercana a las 55 mil personas, que acudieron a visitar los diversos puntos de exposiciones y ventas de libros, tanto de autores nacionales como internacionales.
Filgua 2016 se convirtió en un ámbito de encuentro activo entre lectores, autores, editores, estudiantes, maestros, intelectuales y público de todas las edades amantes empedernidos de la lectura, con la participación de más de 16 países latinoamericanos y la colocación de 142 stands.
La feria de la lectura se transformó en espacios de opinión, intercambio de ideas, convivencia de culturas, abordaje de diversas temáticas, análisis de las disertaciones de los exponentes que propiciaron un acercamiento con los comensales.
“El mundo está lleno de libros preciosos, que nadie lee”, dijo el reconocido y recordado semiólogo y comunicólogo Umberto Eco. En ese contexto, somos un país de escasos lectores, con una marcada apatía hacia el conocimiento y descubrimiento de otras culturas y sus entornos. Prueba de ello, una nota de prensa que cita a la Gremial de Editores, en cuanto a que cada guatemalteco lee menos de un libro por año, en comparación con otros países como Chile, en los que sus ciudadanos leen cinco libros en ese mismo tiempo. Dicha situación es alarmante y preocupante, pues nuestros niños y jóvenes se quedan cada día más rezagados en su propia historia, al carecer de personas que les transmitan el conocimiento, clave para mejorar la capacidad de respuesta ante distintas adversidades.
Por fortuna, esta clase de ferias vivifican el interés por la lectura de libros, así como de aproximarse a la historia, intimar con ella dejar volar el pensamiento y la imaginación por medio de las letras, sin duda, es un fuerte motivo para promover la cultura literaria en el territorio nacional, que tanta falta nos hace.
La educación es primordial en una nación como la nuestra, en la cual lo que prevalece es la ausencia de maestros en los recintos educativos y la marcada deserción escolar a temprana edad. No podemos dejar en el olvido a las nuevas generaciones, presas de la incultura, a merced de la ignorancia, sin el instrumento de la superación.
Aquí la importancia de que organismos como el Congreso de la República propongan una iniciativa de ley que permita la importación de libros a bajo costo. “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”, enfatiza un proverbio hindú. Debemos fomentar el hábito de la lectura, pero antes tenemos que enseñar a leer, para construir un mañana mejor que cambie la vida sobre la base del saber.
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