La jefa de Gobierno Angela Merkel defendió ayer con tenacidad su política de acogida a refugiados sin tomar en cuenta las críticas, después de las transgresiones cometidas por solicitantes de asilo. Los detractores ven en los ataques la evidencia de su fracaso, pero ella reiteró su determinación en Berlín, durante una rueda de prensa.
“Estoy hoy, como ayer, convencida de que lograremos llevar a buen puerto esta prueba histórica, vamos a lograrlo y ya hemos conseguido muchas cosas”, insistió, antes de hacer énfasis en que los yihadistas “quieren cuestionar nuestra disposición para acoger a la gente que sufre. Lo rechazamos con firmeza”, expresó la mandataria.
La gente tiene temor después de los recientes actos de violencia, pero “el miedo no es fundamento para la acción política”, destacó. “Un país como Alemania no puede renunciar a su responsabilidad humanitaria, sino que, al contrario, debe asumirla”, recalcó.
Medidas
La soberana anunció pasos para facilitar la expulsión a quienes infrinjan la ley, así como para detectar mejor la radicalización islamista entre los solicitantes de refugio. Evocó la posibilidad de que el ejército germano intervenga para mantener la seguridad interior, en el caso de que se produzcan grandes atentados, algo que supondría un gran cambio para esa patria, donde las competencias de los militares están muy delimitadas desde la época nazi.
Economía estable
El Gobierno actual está bajo una alta presión desde que las agresiones reivindicadas por el grupo Estado Islámico (EI) fueran cometidas en el lapso de una semana en Baviera por postulantes de asilo. Uno sucedió cerca de un festival de música en Ansbach el domingo, y otro el 18 de julio en un tren en Wurtzburgo. Por otro lado, un joven mató a 3 personas en Múnich el 22 de julio, aunque se trataba de un acto no vinculado al terrorismo.
Tras haber recibido a un millón de inmigrantes en 2015, el número de llegadas al país se ha reducido a no menos de 100 diarios en la actualidad.
En ese contexto, la tasa de desempleo se mantuvo sin cambios en julio respecto de junio, en el 6.1 por ciento, según datos de la Agencia de Empleo, una muestra de que el mercado de trabajo sigue siendo sólido pese a la llegada de exiliados. Sin embargo, los responsables conservadores de Baviera (CSU), retomaron sus críticas contra la canciller: “El terrorismo islamista ha llegado”, declaró el presidente de la CSU, Horst Seehofer.
A su vez, el ministro bávaro de Interior, Joachim Herrmann, rechaza la norma y dice: “Esperamos urgentemente que el Estado federal y Europa actúen. Necesitamos seguridad, transparencia, derecho y orden en todo lo relativo a los refugiados en la patria”.
Repercusión a futuro
Las acciones violentas se produjeron unas semanas antes de los comicios regionales en el feudo de Merkel, Mecklemburgo, donde su partido le saca una estrecha ventaja en los sondeos al partido contrario, la derecha populista de Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Estos comicios le servirán de examen a la canciller antes de las elecciones legislativas de 2017.
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