Este efecto “cima de fama”, les induce a cometer cada vez, errores más graves que terminan por minar su crédito.
Las citas bíblicas tienen su encanto. También tienen un doble sentido que es preciso descubrir a efecto de no tomar la sentencia de manera literal, sino el sentido figurado que encierran. Como fuente moral, la Biblia cristiana es un asidero para moldear la conducta recta de los ciudadanos, aunque claro está, muchos predican, pero no se convierten.
Me gusta la sentencia: “Polvo eres y en polvo te convertirás” porque, fuera del sentido literal que le dan muchos cristianos, es una frase cuyo significado puede extrapolarse a la condición social, económica, política e incluso deportiva, de una persona.
Veamos el razonamiento: un ciudadano común es intrascendente, como individuo no tiene peso más que para un reducido grupo de familiares y amigos. Es como una arena en el desierto; es polvo.
Pero he aquí, que de la noche a la mañana dicha persona comienza a destacar entre las demás, se hace visible, importante y a veces imprescindible. Esto último, comienza a producirle un efecto de fascinación con su nuevo estatus y la hace “perder piso”, le altera sus percepciones respecto de sí misma. Este efecto “cima de fama” la induce a cometer cada vez errores más graves que terminan por minar su crédito, su fortuna y su posición de liderazgo alcanzada en la sociedad.
Si se conjugan algunos factores adversos, su caída será estrepitosa y; por supuesto, muy dolorosa. Acabará siendo la arena del desierto que una vez fue. De nuevo se convertirá en polvo.
En el espectro político esto es recurrente. Muchas figuras que una vez fueron un don nadie alcanzan la notoriedad, disfrutan su período de fama y placer, desfogan sus más bajas pasiones, pisotean la dignidad de los honrados, humillan la inteligencia humana, hasta que finalmente la cadena de errores que cometen los lleva al despeñadero.
Existen documentados muchos casos en los cuales más les hubiera valido no salir del anonimato, que convertirse en el centro de la severa crítica social.
Por supuesto, a esta sentencia no escapan aquellos empresarios que, creyéndose reyes del universo, lucran con el dolor ajeno, los esquilman, chupan la sangre y el sudor del trabajador honrado, y finalmente los echan de sus puestos de trabajo ante el menor error, o simplemente por demostrar el poder del dinero. Hemos visto a muchos de estos sujetos convertirse en polvo, un cero a la izquierda.
En el deporte se han visto casos paradigmáticos. Altísimas figuras que un día surgieron de la nada y alcanzaron la cima, de pronto, por un capricho del destino o debido a una cadena de errores acumulados, terminan en las sombras del olvido; en el peor de los casos, bajo la majestad de la vindicta pública.
En un listado elaborado de manera muy rápida, realizado sin mucho detenimiento, seguramente usted tendrá en su cabeza casos paradigmáticos de personas a quienes se les puede aplicar fácilmente esta sentencia bíblica: “Porque polvo eres y en polvo te convertirás”.
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