“No hay nada que temer, ya que serán muchos los beneficios de los que gozaremos”, prometió el entonces secretario de Estado John Kerry a una Cuba que ahora, un año después, sigue resoplando desconfianza frente a Estados Unidos. El 20 de julio se cumplió el primer aniversario de la reapertura de la embajada cubana en Washington. Fue un mes después cuando Kerry pronunció esas palabras, tras ver flamear la bandera estrellada en la isla después de 54 años.
Pero después de la reconciliación diplomática, los viejos enemigos de la Guerra Fría están lejos de tener una relación normal, y se comportan más como una pareja civilizada de divorciados que defienden intereses propios. “Creo que Cuba y Estados Unidos nunca han sido amigos y difícilmente lo lleguen a ser”, señala a la AFP Jesús Arboleya, exdiplomático y analista experto en la agenda bilateral. “Prefiero definir que están como una convivencia entre contrarios”, añadió.
El académico y exembajador británico en Cuba Paul Hare cree incluso que ambos gobiernos se cuidan de hablar de normalidad por recelo a que esto se interprete como una rendición ideológica. “Ellos quieren mantener relaciones discretas”, recalcó a la AFP.
Inversiones pioneras
Desde que comenzó su acercamiento a finales de 2014 ambas patrias han tratado sus diferencias, pero sin remover los históricos obstáculos de su historia. Del lado norteamericano persiste, entre otros, el bloqueo, pese a las medidas de alivio que ha adoptado el presidente Barack Obama.
Aun cuando Cuba lo considera insuficiente, la flexibilización ha permitido inversiones en el país, un destino económico por explorar que ofrece mano de obra barata y calificada. Hoy, es posible ver atracar en La Habana a un crucero de Carnival proveniente de Miami y hospedarse en el Four Points by Sheraton, de la cadena Starwood, las primeras grandes empresas en incursionar en décadas en la isla.
Se espera que a partir de septiembre comiencen los vuelos comerciales entre ambos países. Asimismo, solo a un pequeño grupo de compañías se les deja hacer negocios en Cuba por cuenta del bloqueo, reprochó recientemente el embajador cubano en Washington, José Ramón Cabañas.
Obama, quien marcó el punto más alto de la nueva era con Cuba debido a una visita en marzo a La Habana, donde dio por enterrada la Guerra Fría, ha fracasado una y otra vez en su intento de convencer al Congreso, de mayoría republicana, de levantar el embargo después de 54 años.
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