Invertir en niñas y adolescentes, la mejor estrategia para promover desarrollo y equidad.
Hace pocos días celebramos el Día Mundial de la Población, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, con el propósito de promover la acción sobre problemas de la población y el desarrollo, tanto por los tomadores de decisiones como por la sociedad en general.
Cada año, se lanza un lema relevante para el mundo, que para 2016 es Inversión en las niñas. Nuestro planeta es hogar de mil 800 millones de jóvenes, la mayoría vive en países en desarrollo.
En América Latina y el Caribe hay aproximadamente 55 millones de niñas y adolescentes, entre 10 y 19 años. En el caso de Guatemala son 1.9 millones.
Las adolescentes enfrentan graves problemáticas que les impiden alcanzar su máximo potencial, por ejemplo: la violencia sexual; los matrimonios y uniones forzadas y a temprana edad; los embarazos y la maternidad durante la niñez y la pubertad así como las complicaciones durante el embarazo y el parto, que son la principal causa de muerte entre las jóvenes de 15 a 19 años. Todas estas desigualdades y amenazas son posibles de evitar, de modo que sea viable garantizar su desarrollo pleno, que incluya el ámbito físico, económico y social.
Actualmente sabemos que cuando una adolescente recibe 7 años o más de educación tiene mayores probabilidades de retrasar el matrimonio 4 años; que cada año adicional de escuela primaria incrementa entre 10 por ciento y 20 por ciento su ingreso; que cuando el 10 por ciento de las pequeñas adolescentes se mantienen en la escuela, el Producto Interno Bruto de los países aumenta en promedio 3 por ciento (Women Deliver 2016).
Transformar positivamente el presente de las niñas adolescentes, es posible con un marco de políticas e intervenciones que aseguren su derecho a vivir en condiciones de igualdad, como una inversión clave y necesaria para asegurar que su transición hacia la adultez sea de manera plena, integral y participativa.
La inversión que incide de manera directa en el crecimiento y desarrollo de las niñas adolescentes es una inversión costoefectiva para el país y un camino que asegura el desarrollo con equidad.
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