En 1989, el Consejo de Gobierno del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo recomendó que la comunidad internacional conmemorase cada 11 de julio el Día Mundial de la Población y que fuera esa una oportunidad para centrar la atención en la urgencia y la importancia de los asuntos relacionados con ella. El tema de este año es: Invertir en las adolescentes.
Las adolescentes en todo el mundo enfrentan numerosos problemas. Muchas son consideradas, por las comunidades donde viven o por sus padres, que están preparadas para el matrimonio o la maternidad. Un gran número de ellas se ven obligadas a dejar las aulas, lo que perjudica a sus perspectivas de futuro. Incluso para aquellas que permanecen en la escuela puede ser difícil acceder a información básica sobre su salud y sus derechos humanos y reproductivos, lo que las hace vulnerables a enfermedades, lesiones y explotación.
Esos retos son aún más graves para las adolescentes marginadas, incluidas las que pertenecen a minorías étnicas, así como para las que viven en la pobreza o en áreas remotas. Sin embargo, cuando se fortalece a las adolescentes, cuando conocen sus derechos y se les brinda los medios para triunfar, se convierten en agentes de cambio positivo en sus comunidades.
Los programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) están orientados a poner fin al matrimonio infantil, a frenar el embarazo de adolescentes y a fortalecerlas, de manera que tomen decisiones informadas sobre su salud y sus vidas. Solo en 2015 los programas impulsados por el UNFPA han ayudado a 11.2 millones de niñas de entre 10 y 19 años a acceder a servicios de información sobre salud sexual y reproductiva.
“Los líderes y las comunidades deben centrarse y defender los derechos humanos de las adolescentes más marginadas, en particular de aquellas que son pobres, que no van a la escuela, que son explotadas o sufren prácticas tradicionales dañinas, incluido el matrimonio infantil”, declaró el director ejecutivo del UNFPA, Babatunde Osotimehin.
En ese contexto: “Las adolescentes marginadas corren el riesgo de tener una salud reproductiva deficiente y muy probablemente se convertirán en madres mientras siguen siendo niñas aún. Ellas tienen derecho a entender y controlar su propio cuerpo y moldear sus propias vidas”.
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