Imponente, de gran altura, con una mirada profunda y una sonrisa que acompaña cada expresión, espontánea y de carácter afable, ni siquiera alcanza la mayoría de edad para obtener el Documento Personal de Identificación, tampoco goza de cuentas bancarias, tarjetas de crédito o débito, pero posee algo con un valor simbólico que pocos atletas consiguen en su carrera deportiva: el boleto para competir en los Juegos Olímpicos.
Con medallas, trofeos y récords, acarreó un ciclo olímpico en el que derrochó talento en cada competencia que se le cruzó por el camino, y que significaba una oportunidad para agenciarse del pase que la llevaría a una cita con los máximos exponentes del deporte mundial a Río de Janeiro, donde se celebrará el evento multideportivo más grande del orbe, al que acudirán exclusivamente los mejores representantes de cada disciplina.
Tiene 17 años, es Valerie Gruest Slowing, la pequeña con corazón de gigante, quien al obtener el billete 19 para la delegación chapina viajará a la ciudad carioca, para disputar sus primeros Juegos Olímpicos y continuar con la dinastía Slowing, pues en el pasado su progenitora, Karin, asistió a las justas de Los Ángeles 1984, y Melanie, su tía, estuvo en Atenas 2004.
Sumergida en aquel reducto que tanto ama, la piscina, donde, asegura, se conecta con el agua y con ella misma, brazada tras brazada logró tres marcas, B antes de llegar a la A, la cual se le negó en diversas oportunidades. De pie, firme y sin darse por vencida, viajó al Campeonato Nacional de Bahamas, en el que dio una milla extra respecto de las competencias anteriores, y finalmente cosechó un fruto distinto.
Un traje, unos lentes y un gorro, además de un corazón guerrero que fue motivado por una impresionante fuerza física, esculpida al lado de su madre, quien también cumple el papel de entrenadora, fueron algunos elementos que la acompañaron al momento de saltar al agua, donde después de 8 minutos, 33 segundos y 28 centésimas completó los 800 metros libres y alzó los brazos para decir: “¡Misión cumplida!”.
Concretar esa hazaña la etiquetó como la atleta guatemalteca de menor edad que integra el contingente olímpico guatemalteco que peleará contra el mundo en Río 2016.
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