La cultura también es un medio para avanzar intereses nacionales.
La diplomacia cultural es la habilidad de obtener lo que se desea a través de la atracción en lugar de la fuerza. También es llamada “poder suave” (soft power) y se contrapone al poder duro que se asocia al uso de la coerción. Es un término relativamente nuevo, acuñado alrededor de 2004 por Joseph Nye y se le ha visto también como “un arma silenciosa”, a través de la cual se utilizan métodos no violentos para la consecución de intereses, la comprensión mutua y apoyo entre las naciones.
Este tipo de diplomacia busca inducir a que se tenga una visión positiva de los nacionales del país, cultura y política; a la vez, conlleva a mayor cooperación entre naciones, ayuda a cambiar las políticas o un ambiente político determinado; además de que previene, maneja y mitiga algún conflicto. Un claro ejemplo de cómo el prestigio y atractividad cultural pueden persuadir lo podemos sacar de la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos masivos a los que las ciudades europeas fueron sometidas y en donde se exceptuaron dos: París y Roma. El encanto y admiración que estas ciudades ejercían en los alemanes o aliados, como también su atracción, cultura y valores arquitectónicos, lograron crear una conciencia razonable, humana y sensata, pues las consideraban tesoros de la humanidad y, por lo tanto, eran intocables y no fueron destruidas.
Sin duda, la cultura por sí misma puede constituir un factor estratégico de alta importancia, muy influyente, y también, es un medio utilizado históricamente por los diplomáticos que sirven a sus gobiernos, para avanzar los intereses nacionales. Esta diplomacia tiene la capacidad de persuadir, atraer y convencer, en tanto, que se resalta la imagen positiva, el prestigio, artes, patrimonio, costumbres, historia y donde se utilizan los aspectos culturales, que incluyen las artes: danza, música, pintura, escultura, filmes; exposiciones, intercambios, literatura, etcétera.
Así, muchos países han optado por un modelo cultural, educativo y científico para alcanzar muchas de sus metas y se han inclinado por la senda del desarrollo de la educación, investigación superior, desarrollo científico e innovación tecnológica.
En el caso de nuestro país, Guatemala, se cuenta con un patrimonio cultural importantísimo, de valor universal excepcional, ya que forma parte de las civilizaciones más antiguas y prestigiosas del mundo, con carácter ancestral, mundialmente conocido y altamente valorado, por los aportes científicos que la Civilización Maya hizo al mundo; un acervo cultural milenario, único en el mundo, lleno de superlativos, que incluye, para orgullo de los países que comparten la cultura maya, a la primera civilización a nivel de estado en el Hemisferio Occidental.
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