A lo largo de los años, el Palacio Legislativo ha sido el escenario de múltiples encontronazos entre diputados, quienes se han valido de distintos medios para hacer ver su inconformidad con la postura de un contrario, los integrantes de la Junta Directiva o hasta los funcionarios que son citados para explicar algún tema.
Sin embargo, tales escenas podrían tener sus días contados, pues el diputado Raúl Romero, del bloque Fuerza, promueve la implementación de un código de ética y conducta parlamentaria, mediante un proyecto presentado el 9 de mayo ante la Dirección Legislativa.
Registrada con la nomenclatura 5071, la propuesta tiene como objeto establecer el marco normativo básico para regular la conducta y el ejercicio honesto y probo de los congresistas en sus relaciones entre ellos y en sus actuaciones públicas y políticas, mientras ejercen los cargos, lo cual permitiría salvaguardar el patrimonio del Estado, mediante la prevención y la investigación de comportamientos inadecuados, según su artículo 1.
Para lograr este cometido, se pretende crear una comisión, integrada por un representante de cada bancada, la cual se encargaría de sancionar de forma privada o pública a los parlamentarios que, entre otras faltas, usen lenguaje soez, citen a funcionarios fuera de las instalaciones del Congreso o los coaccionen para obtener plazas.
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