La agricultura y todo el sector productivo deben evolucionar
Un mundo mejor es posible. Esa es la visión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda adoptada por más de 190 países y las Naciones Unidas para lograr en el año 2030 un mundo libre de hambre y pobreza.
Para lograrlo, la agricultura y todo el sector productivo deben evolucionar. Hoy no es posible pensar en otra forma de producir alimentos que no sea amigable con el ambiente, con oportunidades para todos, incluyendo a los agricultores familiares y donde se produzca más con menos.
Hoy, los sistemas alimentarios sostenibles son el único camino que tenemos. Esto incluye la producción, el consumo responsable y la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos.
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), para el año 2050 la dieta humana seguirá basada principalmente en tres cereales: maíz, trigo y arroz. Para alimentar a una población creciente será necesario producir anualmente 800 millones de toneladas de cereales más que las obtenidas en la cosecha récord de 2014 (2 mil 500 millones de toneladas).
Pero el cambio climático, el deterioro ambiental, la degradación de tierras agrícolas y el estancamiento de los rendimientos afectan ya la producción de alimentos. En Panamá, la sequía y los efectos del fenómeno de El Niño son un claro ejemplo.
Es momento de renovar nuestros sistemas productivos.
El nuevo paradigma de producción de alimentos que promueve la FAO se basa en mantener la salud de los ecosistemas, fortalecer la resiliencia al cambio climático, mejorar progresivamente la calidad de la tierra y aumentar la productividad y los ingresos de los agricultores familiares, para a su vez contribuir al desarrollo económico inclusivo.
La transición hacia la intensificación sostenible de la producción agrícola requiere medidas concertadas con la participación de gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado, productores y sociedad civil y transformaciones estructurales amplias.
Un país con marcos institucionales y políticas intersectoriales que acompañen, mejoren y fortalezcan la producción sostenible de alimentos está en la ruta adecuada para alcanzar las metas de la Agenda 2030.
Hoy tenemos la certidumbre del camino a seguir para lograr un mundo libre de hambre. El futuro está en nuestras manos.
Deja un comentario