La Policía hondureña, junto a fiscales, se desplegaron ayer con perros adiestrados a la caza de cabecillas de la Mara Salvatrucha (MS-13). El operativo permitió la detención de 3 de ellos, informó la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC).
En la operación Cazador, en la que participaban 15 fiscales, 60 agentes de la ATIC y 350 efectivos de la Policía Militar de Orden Público con el equipo de caninos, se encontró a los cabecillas que tenían órdenes de captura, indicó el portavoz del organismo, Jorge
Galindo. Entre las acusaciones imputadas a los detenidos están las de asesinato y asociación ilícita.
Según informó, el operativo se realizó en las colonias La Sosa, La Travesía, La Era y San Miguel, en el norte de Tegucigalpa. Galindo añadió que en una de las viviendas por requisar, las autoridades practicarían “pruebas de luminol para recolectar algunas evidencias (de sangre) porque, de acuerdo con las investigaciones, se presume que ese sitio ha sido utilizado como casa loca”, como se conocen los lugares utilizados para torturar y asesinar a los rivales.
Clima de violencia
En La Travesía y La Sosa mataron a tiros a cuatro personas la noche del domingo, según vecinos de la localidad, en uno de los frecuentes enfrentamientos entre miembros de la MS-13 y la pandilla Barrio 18 por pleitos de territorios para la venta de drogas.
La ATIC recordó que la MS-13 tiene clicas en los 18 departamentos de Honduras donde los pandilleros matan, extorsionan, trafican con drogas, lavan activos y portan armas ilegalmente. Debido a su tipo de prácticas, no hay cifras precisas del número de miembros de la MS-13 y su agrupación rival, Barrio 18, en esa nación centroamericana.
Según la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), hay al menos 36 mil mareros de ambas bandas delictivas, pero la policía hondureña estima que son 25 mil integrantes en total.
Tasa de maleantes
Las pandillas y el narcotráfico tienen a Honduras entre los países con mayores tasas de homicidios en el mundo. El año 2015 cerró con una tasa de 60 por cada 100 mil habitantes, más de 6 veces el promedio mundial estimado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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