Las propuestas siempre sufrirán el regateo de representantes de estructuras tradicionales.
Por lo menos cuatro iniciativas que buscan darle contenido al sistema democrático y participativo de gobierno en Guatemala progresan, con las críticas que siempre se escuchan, respecto de su grado de apertura, inclusión, profundidad y efectividad, pero avanzan.
La más importante, según mi apreciación, es la puesta en común de la propuesta de reforma constitucional para el fortalecimiento del sector justicia, que será complementada con los aportes recibidos en diferentes mesas de diálogo regionales y se alista para ser enviada al Organismo Legislativo.
Una menos amplia, pero que está abordando temas trascendentales para el mejor funcionamiento de la administración pública, es la Alianza Nacional por la Transparencia, cuyo primer aporte será impactar a la baja los precios que el sistema salubrista paga por los medicamentos e insumos, con lo que por tantos años un reducido grupo de empresas han exprimido al erario y limitado al mínimo las posibilidades de que la población recupere su salud.
Otro caso relevante es el proceso para la implementación del gobierno abierto, cuyo plan también está siendo enriquecido con los aportes de la sociedad y grupos especializados que pretenden un andamiaje gubernamental y una organización estatal más cohesionada, en sintonía con la idea de gobernanza y aprovechamiento de las tecnologías en función de la legitimación de la acción pública.
Por último, se debe mencionar la segunda generación de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que el Organismo Ejecutivo ofreció empujar, entre las cuales se pretenden incluir la democratización de las entidades partidarias y criterios de inclusión de mujeres, jóvenes e indígenas.
Indefectiblemente, los procesos tendrán su paso por el Congreso de la República, en donde es de esperar que, lejos de cobrar impulso, sufrirán el regateo de representantes de estructuras tradicionales del Estado disfuncional.
La correlación de fuerzas ha cambiado y puede esperarse una defensa más activa por parte de la ciudadanía que se ha involucrado en la protesta y en la propuesta, actividades que han vitaminado su visión, para reconocer cada actor, su estructura y su papel; y su memoria, para recordarlos a la hora de volver a votar o reclamar justicia.
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