La Policía Nacional Civil (PNC) continúa desarrollando sus capacidades de investigación y el enfoque estratégico de estas para ofrecer mejores condiciones de seguridad a la población, con las consecuentes contribuciones a la gobernabilidad y al desarrollo económico del país.
Así lo demuestran las estadísticas oficiales en cuanto al combate del delito de extorsión, que ha sido una demanda de la sociedad desde hace por lo menos dos años, y específicamente del sector privado organizado, que considera ese crimen el más común y dañino para el progreso de los negocios.
Desde que se inició el gobierno del presidente Jimmy Morales hasta el 18 de mayo, la PNC logró desarticular 22 bandas dedicadas a los cobros ilegales bajo amenazas a personas individuales y en comercios, las cuales también habrían perpetrado asesinatos contra pobladores que se opusieron a sus exigencias.
Un total de 162 presuntos delincuentes afronta procesos legales por los delitos referidos, que tanto afectan la paz social y la gobernabilidad.
De acuerdo con las autoridades, el control de estas estructuras se ha logrado con base en planes estratégicos, que han sido desarrollados en todo el país como parte de la lucha contra la criminalidad organizada. Según dijeron, pretenden extinguir este modelo de actuación al margen de la Ley, para lo que se han comprometido a continuar proporcionando los recursos técnicos, logísticos y humanos necesarios.
Sin duda, falta mucho trabajo por hacer en cuanto a la protección de las comunidades, pero las cifras reflejan que los esfuerzos gubernamentales se ejecutan de manera cada vez más profesional y contundente, pero sobre todo, en respuesta a los intereses y denuncias de la población, y con su acompañamiento en el diseño de políticas y planes.
Este aporte social es reconocido por los funcionarios como un fundamento de sus intervenciones preventivas y reactivas, tal como lo demuestra el establecimiento del número telefónico 1574 de la campaña ¡Poneles el dedo!, para facilitar las denuncias.
Con resultados como las descritas, los cuerpos de seguridad avanzan en recuperar la confianza de la gente, con la que se dinamiza el círculo virtuoso de la inclusión de la comunidad en las labores de su protección.
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