De Arabia Saudita a Indonesia, no menos de mil millones de musulmanes empezaron ayer a celebrar el ramadán, una fiesta que se anuncia de nuevo difícil en los países en guerra, como Siria.
Desde el alba, los fieles dejan de beber, y comen hasta el anochecer, como se establece para el mes sagrado del ayuno y de la oración.
Esa conmemoración, 1 de los 5 pilares del islam, empezó en la mayoría de países sunitas, menos en Marruecos, donde se inicia hoy, así como en los países chiitas, tal es el caso de Irán.
Este período es considerado como un esfuerzo espiritual y una lucha contra los placeres terrestres durante el día. Pero cuando el sol se pone, empieza la fiesta.
Relato
En la asediada ciudad siria de Daraya, “los disparos para celebrar el ramadán no cesan”, dijo sarcásticamente Shadi Matar, militante, quien relató que se debe tener valor para buscar comida.
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