Hay que fortalecer la educación y la familia como núcleo social.
Tradicionalmente la escuela se ha preocupado más de formar personas con conocimientos, pese a que, en el modelo educativo se establecen los dominios: cognoscitivo, afectivo y psicomotriz; según el Currículo Nacional Base actual, se promueven contenidos declarativos, procedimentales y actitudinales, que responden precisamente a los tres dominios, aunque quizá el actitudinal es el menos abordado, a no ser dentro del marco disciplinario y correctivo, no precisamente en el preventivo y formativo. A pesar de todo, la escuela sigue y seguirá siendo la plataforma para el fortalecimiento de valores, destrezas y conocimientos. Si bien es cierto no es la responsable exclusiva de la formación, una considerable cuota de incidencia es responsabilidad de ella. Por su parte ¿qué pasa en la familia como la principal formadora de principios, valores, hábitos y conocimientos básicos?
Cuando la familia está bien constituida, es armónica y está integrada, la formación de principios, valores y el desarrollo personal se da casi automáticamente. Sin embargo, de la familia procede la buena o mala formación de los futuros ciudadanos. La escuela puede hacer mucho por la educación, pero nunca podrá sustituir lo que le corresponde hacer a la familia. Lamentablemente en nuestra sociedad hay familias desintegradas, divorcios, separaciones, violencia intrafamiliar, gritos y otras formas, lamentablemente comunes.
En otros casos las familias están integradas, pero sin el adecuado cuidado y formación de los niños, quienes se quedan con otras personas o solos acompañados de la televisión. Esa es la realidad de muchas familias.
Me pregunto: ¿qué pasará con estos niños cuando sean adultos? ¿Estarán sus bases lo suficientemente sólidas para encarar las demandas de una sociedad en crisis? ¿Habrá sido la familia y la escuela lo altamente incisivas en el traslado de valores, buenos hábitos, autocuidado, amor por su prójimo y competencias para la vida como para transformar su contexto y no sucumbir en él?
Revalorizando el papel que juega la familia y la escuela ante los desafíos que plantea la sociedad y sus problemas, se debe fortalecer a la familia como núcleo social y al sistema educativo, para que ofrezca integralmente una educación pertinente y de calidad. Sin duda familia y escuela pueden contribuir en la construcción de una sociedad armónica y de paz firme y duradera.
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