Los valores y principios los adquirimos en la casa, y la mamá es quien más influencia tiene en nuestras vidas.
Los seres humanos pasamos buena parte de nuestras vidas cerca de nuestra madre. Estamos cerca de nueve meses en su vientre; luego, varios años en total dependencia de ella y después se combina el tiempo entre la madre y la escuela, la madre y los amigos, la madre y la universidad; entre otras combinaciones.
Nuestra madre es el ser que nunca puede estar totalmente bien, siempre hay algo por lo cual está pendiente: si ya comimos, si descansamos o si tenemos problemas. Vive nuestra vida y la de ella. Es la mujer más incondicional que existe. Si te portas bien te quiere, si te portas mal también.
La madre juega un papel muy importante en la educación de los hijos. Los valores y principios los adquirimos en la casa y es la madre quien más influencia tiene en nuestras vidas, siempre está al tanto de nuestro comportamiento, nos corrige, está a la par dándole seguimiento a nuestros compromisos y acompañándonos en tareas escolares. También sufre mucho ante nuestros problemas. Disfruta los buenos momentos y de ahí deriva que la mujer tenga más acceso a su formación, más oportunidades de crecimiento y desarrollo.
La realidad demuestra que muchas mujeres dejan la escuela por razones variadas, entre ellas: la falsa creencia de que la mujer no debe estudiar, puesto que contraerá nupcias y será su pareja quien se encargue de su sustento. Otras mujeres deben cuidar de los hermanos a temprana edad; o ante la presión social, contraen matrimonio a edad muy temprana y a veces, por falta de educación sexual integral, se embarazan considerablemente jóvenes. Esa realidad hace que en muchos casos la mujer presente una desventaja social que afecta su superación, y por ende, la de su descendencia.
Es sumamente necesario hacer esfuerzos diversos por una educación de calidad para todos y con especial énfasis para las mujeres, que como se ha indicado son el pilar de la familia.
En ocasión de la reciente celebración del día de la madre, quiero expresar que estoy convencido de que, para que la educación sea mejor, hay que empezar por la familia, y en ese escenario, la madre juega un papel protagónico, por ser quien traza el futuro de su núcleo. Dignifiquemos a la mujer y a la madre. Sobre todo, porque lo que hagamos por ella, será lo que Dios tenga para nosotros.
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