Necesitamos reformas

Hablamos de cambios profundos a realizarse en lo político, pero olvidamos que son males producto del libertinaje y abandono a la familia.

Indudablemente se necesitan reformas para modernizarnos como país que tiene un rumbo trazado hacia la prosperidad, uno de los grandes cambios debe estar en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la cual está vigente en el sistema de la partidocracia que ha fracasado y ha creado problemas directos e indirectos en salud, educación y seguridad, porque dio paso a la corrupción.

Más allá de la modernización del Estado, como tal, está también la reingeniería que se necesita en las estructuras de la familia, no solamente como base de la sociedad, sino de los cambios que urge la nación y eso solamente se podrá hacer en lo interno del hogar, pero a través de una orientación en la que no solo el Gobierno intervenga sino todos los sectores, las fuerzas vivas del país. 

Nos referimos constantemente a los cambios profundos que deben realizarse en lo político, pero los grandes males que padecemos son producto de que se sobredimensionó la libertad, y caímos en libertinaje, la necesidad material en el abandono de la familia, en la libertad de educación, a dejar pasar por alto la disciplina y olvidando ciertos principios, los hijos se fueron criando sin respeto, sin base moral para que, cuando llegaran a grandes no se apartaran de lo recto, de la honradez. La Biblia dice que no hay que amoldarse al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de la mente.

Y es que el mundo se ha lanzado en contra de las estructuras del matrimonio para destruirlo. Los embarazos en niñas de entre 12 y 16 años, como lo señala el último informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, son producto del descuido de los padres, en unas por exceso de trabajo, disolución familiar y el abandono por negligencia. Ahí debe iniciarse la transformación para cambiar el rumbo del país, que el hogar sea la cuna de las sanas enseñanzas, el respeto y cumplimiento de los mandamientos de Dios y de las leyes.

Si en el hogar no existe respeto, no se enseña respeto y no se cumple el elemental del respeto, tendremos ciudadanos que en lo político buscarán sacar ventajas con ardides de su posición y enriquecerse meteóricamente. Hay que cambiar la mente de los políticos, y la orientación ideológica de los partidos.