La nueva solicitud de Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) planteada recientemente por el presidente Jimmy Morales a su homólogo estadounidense, Barack Obama, vuelve a prender las luces de esperanza para centenares de guatemaltecos que carecen de documentos que amparen su estadía en ese país.
Vale mencionar que ese estatus migratorio es concedido por el régimen norteamericano a inmigrantes indocumentados que no pueden retornar a su país de origen debido a desastres naturales ocurridos en sus jurisdicciones o por conflictos civiles. De esa cuenta, diferentes naciones centroamericanas que fueron afectadas por fenómenos naturales, como el terremoto de El Salvador en 2001, resultaron favorecidas con esa distinción.
De hecho, las migraciones de connacionales, originalmente, fueron causadas por el conflicto armado interno que vivió el país durante 36 años, así como por desastres naturales como los huracanes Mitch; en octubre de 1998; Stan, en octubre de 2005 y Agatha, en mayo de 2010. Asimismo, Guatemala ha sido seriamente afectada por deslizamientos de tierra, terremotos, sequías prolongadas, cuya vulnerabilidad la vuelve (teóricamente) elegible para el otorgamiento del TPS.
Actualmente, las movilizaciones se deben a la ausencia de una actividad laboral que genere ingresos económicos para el sostenimiento familiar, además de la pobreza y pobreza extrema, extorsiones y violencia. Ello ha originado constantes flujos migratorios, razón por la cual la migración es considerada un recurso de sobrevivencia para miles de guatemaltecos que buscan las oportunidades de vida que su tierra les vedó.
Ciertamente, el TPS no es la panacea de un estatus de residencia permanente en ese país, pues tiene vencimiento; sin embargo, al finalizar el período de beneficio podría ser prorrogado por el mismo tiempo en el cual fue concedido inicialmente. Así también, se convierte en un paliativo para frenar las deportaciones por al menos unos 18 meses y obtener por tiempo limitado una autorización de empleo.
De concederse el TPS, miles de compatriotas serían beneficiados, ya que les permitiría residir cierto tiempo en esa nación con aparente tranquilidad para intentar regularizar su situación migratoria e impedir momentáneamente su deportación.
Es imprescindible que el Estado insista las veces que sean necesarias para conseguir el TPS, que, dicho sea de paso, nuestro país, en el contexto centroamericano, es el único que no cuenta con esa prerrogativa. Entretanto, nuestros connacionales continúan migrando en busca de mejorar su situación, sin importar los peligros a los que se exponen en su viaje hacia lo que consideran el “sueño americano”. Ojalá que la petición formulada por el Gobierno chapín encuentre eco antes de que el mandatario Barack Obama entregue el cargo, pues de ser electo como presidente estadounidense el magnate y controversial Donald Trump, la solicitud del TPS sería una utopía, un sueño en el saco roto de
nuestros infortunios.
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