Las provocaciones en las fronteras deben ser un acto condenable a nivel internacional, así como, la muerte del niño no debe quedar impune.
Este caso del problema en la línea de adyacencia nos trae los problemas
que existen en el Oriente Medio. Guardias turcos le disparan incluso a niños y bebés sirios que huyen de la guerra, sin tener consecuencias internacionales que hagan justicia de este acto cruel e inhumano. Bajo ninguna forma en el Derecho Internacional se justifican los asesinatos a civiles, sobre todo a niños por conflictos o por problemas de frontera. El fomento de la confianza que suponía la línea de adyacencia es un mito, no puede ser que tras años de negociaciones no se haya tenido una solución sobre el territorio reclamado por ambos países.
La zona de adyacencia tiene mucha actividad de la población, está habitada en su mayoría por familias de escasos recursos que vieron una oportunidad de desarrollarse en lugares tan limitados. Los niños de estas familias cruzan a diario rumbo a Belice para recibir educación pública en inglés, y personas de las poblaciones beliceñas entran a Guatemala para ser atendidos en el sistema de salud, en Melchor de Mencos.
Según declaraciones que he investigado desde el año 1998, los diplomáticos de ambos países han analizado “cuidadosamente la situación”. Por lo que nos lleva a la siguiente pregunta del millón: ¿La Haya o arbitraje?, con el cambio de gobierno, aún es incierto qué rumbo decidirá tomar la Cancillería guatemalteca, aunque las declaraciones del Presidente fueron ampliamente compartidas, ya que se cometió un crimen y debe ser catalogado como tal. Aún se deja en duda cuál será la estrategia concreta luego del intento fallido del referendo popular, ¿se dejará pasar o se tomarán cartas en el asunto? La Organización de Estados Americanos (OEA), estaría realizando una investigación forense para determinar objetivamente los hechos ocurridos en la frontera.
Esta acción es promovida por el Primer Ministro de Belice, y me hace recordar cuando México solicitó una comisión también para investigar el asesinato de 43 estudiantes. Hechos similares tal vez no, pero los problemas que ha tenido la comisión de OEA a la hora de ejercer profundas investigaciones presenta un reto no medible por parte de las autoridades que promueven la iniciativa. Solo recuerdo, que esa comisión encontró obstáculos para realizar las investigaciones, e incluso falta de cooperación. Además, tuvieron que retirarse del país antes de tiempo.
Así que, se espera un largo camino para deducir responsabilidades por los hechos y la muerte del niño. El acto cobarde de asesinar a un niño en la frontera no es defensa a la soberanía, es un crimen contra la humanidad, no debería quedar impune, ya que en tiempos de paz suceden estos hechos lamentables. Tampoco quiere decir que se justifique por motivos de seguridad, ante estos hechos el Ejército de Guatemala debe mostrar presencia en nuestras fronteras asegurando su dominio y la protección a los civiles. Sobre todo garantizar el imperio de ley y las regulaciones internacionales.
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