Una de las obras musicales más interpretadas en el mundo, Bolero de Ravel, pasó el domingo al dominio público, es decir, sin derechos de autor, 88 años después de ser estrenada en la ópera de París.
“Solemos decir que una ejecución de Bolero empieza cada diez minutos en el mundo. Como la obra dura 17 minutos, podemos decir que es interpretada en todo momento en alguna parte”, explicó Laurent Petitgirard, presidente de la Sociedad Francesa de Autores, Compositores y Editores de Música (Sacem, por sus siglas en francés).
En Francia, los suculentos derechos de autor del conocido de la obra musical, fueron protegidos durante 70 años, a partir de 1938, el año siguiente a la muerte de Ravel. Teniendo en cuenta que se agregan ocho años para compensar los períodos de las dos guerras mundiales, el 1 de mayo de 2016 la famosa melodía pasó al dominio público.
La obra
Inspirado en una danza española y caracterizado por un ritmo repetitivo, Ravel compuso la obra en 1928 y la estrenó el 22 de noviembre del mismo año en la ópera Garnier de París. Se trataba, en un principio, de una creación para ballet, encargada por la bailarina rusa Ida Rubinstein, amiga y mecenas de Ravel. Tras su estreno, el Bolero fue aplaudido por la crítica y se convirtió rápidamente en un éxito planetario. La obra fue editada por primera vez en 1929 por la empresa editora Durand, su primera interpretación en concierto, sin coreografía asociada, tuvo lugar en la sala Gaveau, en París, el 11 de enero de 1930.
En casi 90 años de existencia, la obra ha sido interpretada por las orquestas más prestigiosas del mundo, bajo la batuta de grandes directores como Arturo Toscanini, Seiji Ozawa, Claudio Abbado y Pierre Boulez. También ha inspirado numerosas coreografías, la más famosa de ellas es creada por el francés Maurice Béjart, en 1961.
Lío jurídico
Interpretado a doquier, batiendo todos los récords, el Bolero de Ravel ocupaba hasta 1994 el primer puesto en la clasificación mundial de los derechos de autor.
En 2015, estaba en el puesto 105. Unos derechos de autor que generaban suculentas cifras, codiciadas por más de uno, sobre todo porque Maurice Ravel murió a los 62 años sin descendencia.
Tras la muerte en 1960 de su hermano Édouard, su único heredero, se iniciaron una serie de procesos para acaparar la fortuna que representan los derechos de autor generados por sus obras.
Estuvo involucrada Jeanne Taverne, y su marido, los sobrinos del compositor e incluso el director jurídico de la Sacem.
Deja un comentario