En la complejidad del mundo contemporáneo, los intereses nacionales y colectivos son cada vez más cercanos y dependientes entre sí.
La estructura internacional consiste fundamentalmente en conocimientos compartidos –un conjunto de ideas, un cuerpo de pensamiento, un sistema de normas-, que afectan, no solamente el comportamiento de los actores, sino también sus identidades e intereses, y al hacerlo generan tendencias de comportamiento en el sistema internacional.
Uno de los eventos más significativos en la estructura del sistema internacional ha sido el establecimiento de la Organización de Naciones Unidas en 1945. Después de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, la fundación de este organismo mundial materializó el compromiso internacional de practicar la tolerancia y unir esfuerzos para el mantenimiento de la paz y la seguridad de los países, mediante la aceptación de principios para no recurrir al uso de la fuerza armada, sino al servicio del interés común.
Actualmente la Organización de Naciones Unidas es un actor internacional de gran relevancia, aunque su legitimidad es ampliamente cuestionada y su prestigio ha decaído, todavía tiene una importante influencia moral y mantiene vigencia e incidencia en los sistemas de valores internacionales al concebirse, como un referente de estabilidad y un símbolo de paz y seguridad internacional, por lo que ocupa un lugar importante en la conciencia colectiva contemporánea.
El aval moral de la Organización de Naciones Unidas continúa teniendo valor en un contexto de conflicto, donde los aspectos psicológicos son considerables, especialmente por el hecho de que la opinión pública evalúa a los líderes políticos según los principios de su fundación.
Los Estados no comparten los mismos valores y significados en relación a su soberanía e intereses nacionales, en este sentido exteriorizan un compromiso con los principios de la misma, pero desde su acción individual proyectan una política exterior diferente. Sin embargo, aunque las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad no son vinculantes, ejercen presión significativa sobre los Estados para adoptar en sus marcos internos las decisiones emanadas de estos órganos.
Uno de los principales obstáculos que intervienen en la incidencia de la entidad ha sido la falta de capacidad para entender que en la complejidad del mundo contemporáneo, los intereses nacionales y colectivos son cada vez más cercanos e interdependientes.
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