”Las instituciones deben trascender de la transparencia hacia la rendición de cuentas. “
Durante las últimas semanas en el Congreso de la República se ha difundido información útil, pero sobre todo, muy oportuna respecto de contrataciones, salarios y cambios de bancada por parte de los diputados, entre algunos temas que logro recordar.
La situación que vive el Parlamento ha sido propicia para que su oficina encargada de acceso a la información pública opere, en colaboración con periodistas, para que surja una opinión mejor informada y crítica sobre cómo se ha manejado el
Organismo.
Repito que es una coyuntura especial, difícil de lograr en todas las entidades públicas la que ha permitido esa fluidez de datos de interés para la ciudadanía, pero así es como debería llevarse a la práctica el derecho de conocer las actuaciones de los poderes del Estado.
Por eso, considero que es útil hacer un recuento de algunas aristas interesantes del tema. En primer lugar, se debe comprender que para una democracia en construcción, como la nuestra, la transparencia no es suficiente. Las instituciones deben trascender hacia la rendición de cuentas, con la voluntad, no solo de poner a disposición los datos, sino de asegurarse que las personas interesadas los conozcan. Deben producir información y difundirla de forma permanente.
Segundo, esta debe ser amplia, tabulada y analizada, para asegurarle un alto valor de uso en función del interés social.
Además, si se quiere que tenga impacto, se tienen que aprovechar los momentos de alta atención mediática, en lugar de agotar los plazos establecidos en la ley para entregar lo requerido.
Lo anterior demanda que las autoridades estén convencidas de que la participación ciudadana informada y responsable es fundamental para lograr los objetivos institucionales, y para legitimar la administración pública.
La lucha contra la corrupción y la impunidad, la convocatoria a diálogos nacionales para la reforma del sector justicia y para el desarrollo humano, deberían de provocar una alta demanda por parte de la población por conocer cómo operan los organismos estatales y la efectividad de sus actuaciones. Que esto sea posible será un primer factor generador de confianza para lograr los cambios.
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