El Senado brasileño conformó ayer la comisión especial que analizará si procede o no el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff, en caso afirmativo, la mandataria sería apartada temporalmente del cargo.
Sus detractores la acusan de maquillar las cuentas públicas en año electoral, algo que ella desmiente alegando que incurrió en prácticas contables legales y utilizadas por sus antecesores.
Después de una derrota en la Cámara de Diputados el 17 de abril, la eventual continuidad del impeachment (separación) será analizada por una comisión de 21 legisladores, cuyos miembros tendrán hasta 10 días para llegar a una conclusión.
Si los senadores ratifican el fallo de la Cámara de Diputados, en una votación prevista para mediados de mayo, la jefa de Estado perdería de manera transitoria la presidencia, por hasta 180 días, a la espera de una sentencia definitiva, mientras se desarrolla el juicio.
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