Hace 4 años, 3 de los países más afectados por el tráfico de drogas en Latinoamérica: México, Guatemala y Colombia, urgieron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para convocar a una conferencia en la que se tratara el tema y se presentaran nuevas formas de luchar contra esta práctica delictiva.
Por fin llegó la ansiada reunión, denominada Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS, por sus siglas en inglés), en la que el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, dijo en su intervención ante el pleno que la lucha antidrogas debe tener coherencia con la Declaración de los Derechos Humanos, y por ello se debe poner a las personas y no a las sustancias en el centro de estas políticas.
Esta reunión había sido programada para 2019, para dar tiempo a que los países “presentaran informes con una reducción significativa o la eliminación completa de oferta y demanda de drogas en el mundo”, según se había consignado en la Declaración Política y Plan de Acción de 2009, pero se acordó adelantarla para este año y que fuera posterior a la 59 Sesión de la Comisión de Estupefacientes.
En 1998 se realizó la primera UNGASS, en la cual los Estados miembros acordaron una Declaración Política sobre el Control Mundial de las Drogas, pero los resultados en esta lucha no son los esperados por todos los integrantes, y por ello han considerado revisar las líneas de acción antidrogas, poner nuevas metas y buscar caminos para detener el tráfico, que conlleva pobreza y muerte.
El mandatario Morales fue claro al indicar que es necesaria una política que vea primero las garantías fundamentales, y coincide con lo que dice una carta abierta que recibió el secretario general de la ONU, firmada por personas como el financiero Warren Buffett, el cantante Sting y Elizabeth Warren, senadora estadounidense, en la que señalan que “la guerra contra las drogas ha fracasado y es la hora de un cambio en la estrategia global contra las sustancias pohibidas que transforme el enfoque de criminalización y el castigo, para centrarse en la salud y los derechos humanos”.
Esta reunión es considerada de gran importancia por los países miembros, para actualizar y cambiar el régimen internacional de control de narcóticos, que data de 1961, cuando no se contaba con tecnología avanzada como la actual y se trabajaba en el marco de la Guerra Fría. El jueves 21, día en que termina este cónclave, se espera que el panorama de la lucha pueda adoptar un nuevo rumbo.
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