El relator de la Comisión Especial del Congreso que analizó el impeachment (juicio político) anunció ayer que ve razones para destituir a la presidenta Dilma Rousseff, integrante del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), por presunto maquillaje de las cuentas públicas en 2014, el año de su reelección, y a comienzos de 2015.
Los 65 diputados que conforman la instancia mencionada podrán modificar el texto hasta el lunes próximo, cuando procedan a votarlo. Cualquiera sea la decisión, se trata de un informe no vinculante que debe ser aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados.
Lo previsto
La discusión comenzará el viernes 15 y el voto se puede llevar a cabo el lunes 18. Rousseff y su predecesor, Luiz Incio Lula da Silva (2003-2010), han insistido en que se trata de una tentativa de golpe de Estado.
Una moción de impeachment tiene que contar con el apoyo de un mínimo de 342, de los 513 miembros de la cámara (dos tercios), para pasar al Senado. Y si este a su vez la aprueba, por mayoría simple (el voto podría ocurrir a inicios de mayo). La gobernante sería separada de su cargo por un máximo de 6 meses, en espera del veredicto final, que estará igualmente en manos del Senado.
Si fuera el caso de que se aprobara su destitución, la jefa de Estado sería reemplazada hasta el fin de su mandato en 2018, por su vicepresidente, Michel Temer, que la semana pasada rompió una alianza con el PT y se sumó a la causa del juicio político.
Lula y el equipo presidencial actúan tras bastidores para tratar de desactivar el segundo juicio de destitución desde la restauración de la democracia brasileña tras el fin del régimen militar (1964-85). El primero le costó el cargo al presidente liberal Fernando Collor en 1992.
El foco se centra en los partidos deseosos de ocupar los espacios dejados, tanto en el gabinete como en las mayores administraciones de este gigantesco país de 200 millones de habitantes.
Uno de esos partidos, el PP (51 diputados), no esconde que negocia su apoyo a un alto precio: ministerios como Salud o Finanzas.
Traficantes entre clientes de Mossack Fonseca
El despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, de donde fueron filtrados millones de documentos confidenciales, tuvo como clientes a traficantes de droga y compañías sancionadas por Europa y Estados Unidos, informó ayer el diario Süddeutsche Zeitung.
El periódico alemán citado, que junto a otros medios de todo el mundo está publicando las revelaciones de los llamados Papeles de Panamá, asegura que entre los clientes del despacho habían traficantes de droga de México, Gua-
temala y Europa del Este, aunque no mencionó nombres.
También aparecen en la lista un posible financiero de la agrupación Hezbolá, así como personas que apoyaron los programas nucleares de Irán y Corea del Norte y 2 presuntos aliados del presidente de Zimbabue, Robert
Mugabe, asegura el rotativo.
Contexto
Lo anterior se informó en un artículo en el cual se detallaba la forma en que el régimen del presidente Bashar al Asad se agenciaba de fondos para financiar la guerra contra los grupos que se oponen a su administración.
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