Despidos en el sector público y aumentos de tarifas de hasta 100 por ciento en transporte, sumados a alzas en otros servicios básicos y alimentos, multiplicaron ayer las protestas en Argentina, donde finalizó la luna de miel con el gobierno de Mauricio Macri, según expuso Pablo Moyano, dirigente del poderoso gremio de Camioneros e hijo de Hugo Moyano, líder de una central obrera.
La batería de aumentos incluye un alza de 500 por ciento en electricidad y agua, así como del 300 por ciento en gas, además de un incremento en la telefonía y los combustibles, a un ritmo de 6 por ciento mensual desde diciembre.
El cóctel abarca aumentos en los alimentos básicos, al punto de estrangular los magros bolsillos de los argentinos y desafiar la paciencia de las centrales obreras en medio de una inflación que se estima superará el 30 por ciento anual.
Lo acaecido
“Esto había que hacerlo”, dijo el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay al advertir que estas decisiones formaban parte del plan de trabajo de Macri, quien llegó a la Presidencia el 10 de diciembre con la promesa de eliminar subsidios y sincerar tarifas.
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