Ya es tiempo de dignificar la memoria de las víctimas del servicio de transporte.
En mi primera columna con este nombre me referí al calvario que vive todos los días la mayoría de personas que tiene necesidad de utilizar diariamente el transporte público en la capital, un añejo problema para el que han sido probadas muchas acciones y muy pocas han tenido resultados positivos.
Quienes hemos tenido la oportunidad de viajar frecuentemente a la provincia podemos atestiguar que la situación de la movilización colectiva de pasajeros de otros departamentos hacia la capital es más de lo mismo.
Buses sobrecargados, en malas condiciones mecánicas y todo tipo de imprudencias caracterizan el servicio. Entre estas últimas se puede mencionar exceso de velocidad y maniobras imprudentes, como rebasar en curvas y circular por carriles en sentido contrario para adelantar en las filas.
Al transitar por carreteras en construcción, como la Ruta Interamericana al occidente, o el tramo de Cocales hacia la frontera, estas muestras de imprudencia se exacerban.
Indudablemente, hace falta endurecer la legislación para sancionar a pilotos y propietarios, incluso a los mecánicos responsables del mantenimiento de las unidades, pero además, reforzar los controles.
En este punto la queja siempre es la misma: carencia de recursos gubernamentales para hacer cumplir la ley, específicamente para vigilar. Sobre esto, me permito hacer dos sugerencias, que seguro los propietarios de los autobuses podrían financiar directa o indirectamente con los ahorros que han tenido debido a la baja en los precios de los combustibles, puesto que esta jamás se ha reflejado en el de los boletos. Instalar sistemas electrónicos de ubicación a las camionetas, que podría registrar su paso por ciertos puntos para calcular o medir su velocidad, o reportar su ubicación en tiempo real, y que con base en esos datos, las autoridades impongan automáticamente las multas correspondientes por excesos. Estoy seguro de que si el problema fuera el robo de buses, sus propietarios ya habrían implementado este tipo de tecnología, como los transportistas de carga.
Efectuar una campaña de información, comunicación y concienciación para que la ciudadanía documente y denuncie abusos. Con lo extendido del uso de teléfonos móviles inteligentes, la población debe tomar fotografías y videos, y compartirlos instantáneamente por medio de las redes sociales con las autoridades y empresarios, para que tomen las medidas necesarias.
Ya es tiempo de dignificar la memoria de las víctimas del servicio de transporte.
Deja un comentario