La nostalgia por volver a su patria y reencontrarse con sus seres queridos, así como el deseo de vivir las tradiciones de la temporada en su tierra, fueron algunos de los motivos por los cuales 19 mil 483 nicaragüenses que residen y trabajan en Costa Rica regresaron a su país en Semana Santa.
De acuerdo con un reportaje publicado por La Prensa, las vacaciones más prolongadas del año son aprovechadas por dichos ciudadanos, quienes por décadas han radicado en el territorio vecino, donde se desempeñan en actividades agrícolas, industriales y en el servicio público, entre otras ocupaciones.
“Uno no puede olvidar, por mucho tiempo que sea, el lugar donde dejó el ombligo, las tradiciones, las costumbres y la gastronomía, pues todo es una riqueza”, afirma Francisco Cruz, quien vive en San José, la capital de Costa Rica.
Según estadísticas de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) de Nicaragua, entre el 19 y el 27 de marzo se incrementó el ingreso de pinoleros provenientes de alguna región costarricense.
Como es usual, el puesto de mayor movimiento migratorio fue el de Peñas Blancas. En esta frontera salieron de Costa Rica 18 mil 848 personas.
Tradición
La celebración de la Semana Santa es una de las festividades más importantes en Nicaragua, considerada una Patria de tradición católica.
La festividad es más destacada en Granada y León, denominadas “las capitales turísticas” por su arquitectura colonial, gran cantidad de iglesias de estilo neoclásico y barroco, y un rico patrimonio de imágenes sacras.
Además, la fecha es propicia para visitar la playa de San Juan del Sur, en Rivas, una de las preferidas por los nicaragüenses. “Este destino es mágico y parte de nuestra identidad”, dice Osiris Canales, quien se desempeña como vocera de una institución pública en San José.
Las autoridades de Costa Rica culminaron el operativo de control migratorio en sus fronteras con Nicaragua, las cuales son Peñas Blancas, el pequeño puerto pluvial de Los Chiles y Tablillas de Los Chiles.
El control también se aplicó para garantizar el paso fluido de los vacacionistas y contra extranjeros en condición migratoria irregular o fugitivos buscados por la Justicia.
“Si no es para las fiestas de fin de año, aquí cruzaremos la próxima Semana Santa. Ahora regresamos a la rutina, tristes porque de nuevo dejamos nuestra patria, pero no nos olvidamos de ella ni de nuestra gente”, expresa Benito Ríos, quien dirige una oenegé promigrantes en Costa Rica, mientras abandona la sede de la DGME.
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