Las principales calles y avenidas del Centro Histórico se encuentran llenas de colores en este Miércoles Santo. Desde muy temprano, niños, niñas, adultos y ancianos participan en la elaboración de alfombras de aserrín de diversos colores, a la espera del paso del cortejo procesional.
Además, las familias adornan el frente de sus residencias con motivos religiosos en las puertas, ventanas y balcones. “Es algo que venimos haciendo desde hace muchos años, y aprovechamos a compartir en familia”, dijo Rosa María Álvarez, quien vive en la 4a. calle y 7a. avenida de la zona 1. Agregó que es una muestra a agradecimiento, fe y devoción a la imagen de Jesús del Rescate, del templo de Santa Teresa.
Las alfombras, que son elaboradas con bastante creatividad, constituyen una de las características más importantes de las celebraciones de la semana mayor, la cual es conmemorada por los fieles católicos.
Su origen
Las largas y extraordinarias alfombras propias de la cultura guatemalteca forman parte del llamado arte popular efímero, y están enraizadas en la memoria colectiva del guatemalteco desde hace mucho tiempo. Son un claro ejemplo del sincretismo religioso y cultural. .
Su origen tiene dos fuentes: en la época prehispánica se sabe, por los cronistas españoles del siglo XVI y los testimonios indígenas escritos, que los señores y sacerdotes caminaban en ciertas ceremonias sobre alfombras de flores, de pino y de plumas de aves preciosas, como quetzal, guacamaya y colibrí.
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