Se debe reconocer la importancia de los intereses políticos y sociales frente a los económicos.
El éxito de los Estados en la actualidad, es decir, la capacidad de un país para dotar a su población permanentemente de mejores condiciones de vida, pensando no solo en la generación actual, sino en las posteriores, radica en sus habilidades para definir y respetar el interés público y balancear la participación del Gobierno, el mercado y la sociedad en la toma de decisiones.
El alto grado de concentración de la riqueza y la limitación en el acceso a las oportunidades para todos por igual que impera, y que son problemas estructurales reconocidos en todos los diagnósticos de la nación, son indicadores de que en Guatemala el mercado le ha sacado ventaja.
Y es sorprendente ver cómo algunos pequeños empresarios adoptan el discurso de los grandes, respecto de la reducción del Estado y su ámbito de actuación.
En esta situación, con la “gente común” pasa que ejercemos, por necesidad, gran parte de nuestro tiempo como consumidores y una muy pequeña como ciudadanos activos. Comprar es vivir dignamente, cuando este atributo debe dárnoslo el cumplimiento de todos nuestros derechos.
Lo anterior es un preámbulo para destacar el papel de ciertas instituciones o espacios que nos ayudan a recuperar ciudadanía y dignidad frente a abusos del mercado, como la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco) del
Ministerio de Economía.
He comprobado personalmente y por medio de personas de mi confianza, que denunciar ante esta instancia abusos de los mercaderes tiene resultados positivos.
Por lo que menciono al principio, reconozco en su actividad un papel muy importante que podría ser trascendental para Guatemala. Me parece que va por buen camino al establecer alianzas con universidades para crear sellos de calidad y verificar que ciertos productos importados cumplan las normas establecidas.
Todo esto viene al caso porque el martes se celebró el Día Mundial del Consumidor, a propósito de lo cual hago votos desde ya porque tengamos un feliz Día Internacional de la Democracia y el Ciudadano, que, como coincide con el de nuestra “Independencia”, se aprovecha poco para hacer conciencia sobre la importancia de los intereses políticos y sociales frente a los económicos.
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