En 2015, el déficit fiscal llegó al 3 por ciento y la deuda pública al 34.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina, lo que conlleva un leve deterioro en un escenario de desaceleración económica compensado por un mayor ahorro y recaudación tributaria, reveló ayer la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El informe titulado Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2016, dice que respecto a 2014, la deuda pública de la región creció 1.5 puntos porcentuales, mientras que el déficit fiscal lo hizo en 0.6 por ciento.
En ese contexto, los países de la región, que en promedio, el año pasado anotaron una contracción del PIB del 0.4 por ciento, sufren la pérdida de ingresos como resultado principalmente de la caída en el valor de las materias primas.
“Si bien 2015 estuvo marcado por la pérdida de ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, este declive fue contrarrestado por mayores ingresos tributarios como consecuencia de las reformas”, explicó la Cepal.
Ajustes fiscales
Para compensar los menores ingresos, gran parte de los países de la región realizaron ajustes fiscales de magnitud o han puesto en marcha reformas tributarias.
El gobierno de Brasil, cuya economía se habría contraído 3.8 por ciento el año pasado, anunció recientemente un ajuste fiscal por US $5.7 millardos (Q44.6 millardos) sobre su presupuesto de 2016, mientras lo propio hizo el gobierno chileno, con un recorte por US $540 millones (Q4.1 millardos), es decir, el 0.25 por ciento del PIB.
“En promedio, la región logró aumentar su presión tributaria en 0.2 puntos porcentuales del PIB, principalmente gracias a una mejora en la recaudación del impuesto sobre la renta”, refiere el documento.
Brasil, con una deuda pública del 65 por ciento de su PIB, lidera la lista de los países más endeudados en la región, seguido de El Salvador, con 45, Honduras y Argentina con 44, mientras que Chile y Paraguay, con 17, figuran con menor deuda pública.
Aumento de la deuda
En América Latina, la deuda pública comenzó a crecer a partir de 2008, con el estallido de la crisis financiera global.
Si bien hasta 2014 permaneció estable, durante el año pasado la deuda creció de forma gradual y heterogénea en la región, pasando de 33.2 del PIB a una media del 34.7 del PIB en 2015.
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