Los Estados depredadores no se proveen de los bienes y servicios básicos.
Los pueblos pierden o debilitan su soberanía debido a diferentes causas.
Cuando es conquistado o pierde en una guerra, el vencedor le arrebata su soberanía, ya sea que lo anexe a su territorio o lo convierta en colonia o neocolonia, lo cierto es que un pueblo vencido en el plano militar ya no tiene derecho de decidir su destino. Alemania y Japón perdieron la Segunda Guerra Mundial y se les impuso un régimen político y económico y, desde entonces, pertenecen a la esfera de influencia de Estados Unidos.
La otra razón por la que un pueblo pierde su soberanía es que al carecer de un Estado con autonomía relativa y con un aparato administrativo sólido, no cumple o cumple insatisfactoriamente con las obligaciones sociales, económicas y políticas del mundo contemporáneo. Es el caso de Estados y élites depredadoras, donde a causa de la descomposición de las instituciones por la corrupción, no se proveen de los bienes y servicios que garanticen las oportunidades de una vida buena a la mayoría de la población. La seguridad y el Estado de Derecho son críticos en estos casos, pues al no garantizar estas dimensiones esenciales de la vida moderna, se pone en peligro el interés nacional de otros pueblos. El Triángulo Norte de Centroamérica ilustra la forma en que se debilita o pierde la soberanía en este caso, ya que caen en la esfera de influencia de los Estados Unidos.
Se ha dado otro fenómeno de sustracción de soberanía en la histórica reciente, como los pueblos que deciden democráticamente su modelo de desarrollo económico y social, caracterizado por el énfasis en los intereses nacionales, en la protección de actores económicos nacionales y en la defensa de sus recursos naturales.
Estos pueblos, asimismo, han perdido su soberanía porque sus gobiernos propugnan por la independencia política en sus asuntos internos y externos, eligiendo con libertad sus relaciones comerciales y políticas con el mundo. A estos pueblos se les socava la soberanía por mecanismos que combinan la invasión, el bloqueo económico o la desestabilización interna. Guatemala ilustra este caso cuando en 1954, el gobierno de Jacobo Árbenz fue derrocado por una conspiración de Estados Unidos que restauró el régimen oligárquico que vive actualmente, probablemente, en sus últimos días. Además, países de América Latina aún viven amenazas a su soberanía e ilustran este caso.
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