Observe la personalización, dramatización, fragmentación y normalización en la información que consume.
Participo desde hace unos meses en una interesante iniciativa de formación del Instituto Tecnológico de Monterrey con el patrocinio de Femsa, que revisa el papel de los periodistas y comunicadores en general en el desarrollo social, en la cual, además de herramientas técnicas para el ejercicio apropiado de la profesión, quienes participamos hemos tenido oportunidad de reconocer principios deontológicos de esta y con base en ellos examinar nuestro desempeño y el de los medios de comunicación que nos emplean.
Uno de los temas más constructivos nos ha llevado a analizar cuánto contribuye la labor comunicativa a generar pensamientos críticos y racionales en la audiencia, y el auge del infoentretenimiento y de la espectacularización.
La vertiente más preocupante del asunto es el hecho de que los medios y sus segmentos informativos, acorde con su naturaleza de negocio, construyen consumidores y no ciudadanos.
Al respecto, el científico social, José Carlos Lozano Rendón aporta cuatro categorías útiles para evaluar los mensajes a los que todos los días nos exponemos y que pueden ser herramientas de uso general para evolucionar del estado primario de recolectores de datos a cazadores de información.
En primer lugar, se debe observar el grado de personalización que se transmite en la narración de un hecho, el acento que se pone en los individuos versus la evaluación de las estructuras.
Después conviene fijarse en la dramatización, que se refiere al trato de espectáculo o competencia deportiva que se da a asuntos relevantes. Además, la fragmentación, que consiste en centrarse en los acontecimientos y no en los procesos, en la transmisión de datos descontextualizados, en cápsulas, tan características del ritmo de vértigo que mantienen las transmisiones.
Finalmente la normalización. Esta es la tendencia a presentar soluciones radicales y simplistas a asuntos que requieren tratamiento de fondo.
En medio del mar de información por el que todos los días navegamos, el planteamiento de Lozano Rendón puede ser un salvavidas y una brújula, que nos permitirán ubicarnos mejor en el mapa y definir mejores puertos hacia dónde navegar.
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