Alarma porque EE. UU. prohibiría importaciones de café de Honduras, Guatemala y Colombia.
Recientemente, un sitio de noticias importante para el sector cafetero, sorprendió con un titular alarmante que indicaba que una iniciativa de Ley prohibiría la importación de café de países con mano de obra infantil o forzada y mencionaba a Honduras, Guatemala y Colombia.
En el enfoque de la nota y de otras, se evidencia la tergiversación, pues se ataca específicamente al sector cafetero mientras la Ley de Facilitación de Comercio y Ejecución Comercial 2015 solo menciona la necesidad de reforzar las acciones en el trabajo infantil y labor forzada o en condiciones de esclavitud, sin referirse a productos ni a países específicos. Para mí, este argumento fue extraído debido a que la Ley, en la sección 104, hace referencia a la necesidad de formar a los agentes de aduanas en la “Aplicación de las leyes de trabajo infantil”. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos tiene un listado de productos y países para los que cuentan con “alguna razón para creer” que han sido producidos con mano de obra infantil o forzada. En esta lista aparecen 14 países con producción de café y Guatemala, específicamente, está registrada con otros productos agrícolas. La noticia ha sido catalogada de amarillista. Aunque es bien sabido que “la ausencia de prueba no es prueba de ausencia”, es importante recordar que la caficultura se esfuerza por erradicar el trabajo infantil. Las certificaciones que promueven el trabajo socialmente responsable, Utz Certified, Rainforest Alliance, Fair Trade y C.A.F.E. Practices, han sensibilizado al productor y consumidor. Además, algunas naciones reconocen el problema y se esfuerzan por realizar avances, pero también buscan sensibilizar acerca del rol cultural de la presencia de niños en las fincas de café. Por ejemplo, se acepta que el sector cafetero presenta trabajo infantil; sin embargo, a) no es trabajo forzado; b) no impide el derecho de los niños a ser niños; c) no impide la asistencia a la escuela; y, d) normalmente se da en la agricultura familiar, como tarea doméstica.
Tendremos posiciones encontradas, pero no se pueden obviar los factores que la motivan: pertenencia cultural y pobreza. Esta última genera la necesidad de que los padres lleven a sus hijos a las labores por la falta de un lugar seguro para dejarlos. Sentimientos encontrados, sí, pero no olvidemos de cuestionar el contexto antes de juzgar lo visible. Cabe agregar que el propio gobierno de EE. UU. permite el trabajo infantil, cuando no impida que los niños sean niños ni su acceso a la educación.
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