Cada vez está lejos que los candidatos de las elecciones primarias por el Partido Republicano logren explotar su herencia latina a su favor.
Las tendencias del resultado del “supermartes”, llamado así porque se refiere a elecciones primarias en doce estados de Estados Unidos, son los resultados que definen prácticamente el candidato a la presidencia del Partido Demócrata y Republicano.
Estados Unidos tiene una población latina aproximada de 27 millones de ciudadanos aptos para votar en estos comicios; es decir, una de las minorías que pesan al momento de la elección. Muy poco parece importarle al candidato Marco Rubio de herencia cubana, utilizar su carta latina a favor, a pesar de que el bilingüismo le otorgó una ventaja para escalar dentro del Partido Republicano y ganar relevancia política en el estado de Florida.
En cambio, en Ted Cruz, su bilingüismo no es bien visto para alguien que viene de Texas, cuyas políticas han sido fuertes contra los inmigrantes, y donde hablar español es prácticamente sancionado por el sector conservador anti migrante, sobre todo del ala conservadora republicana. Ambos candidatos han renunciado a su bilingüismo, importante característica de valor agregado, muy poco valorado para sus redes de partido y altamente envidiado por sus pares demócratas.
Para ellos la cuestión deriva en una paradoja como muy bien lo indica el artículo de Pedro Reina quien analiza este importante factor, en el que ser latino se vale únicamente como apellido, pero no como identidad. En el bilingüismo, característica que no tienen los candidatos demócratas, la fuerte competencia entre Hillary Clinton y Bernie Sanders, radica en quién posiciona mejor el mensaje sobre la Reforma
Migratoria.
Clinton según analistas ha sido más asertiva en cuanto al mensaje que busca posicionar, ya que apela a los sentimientos y palabras claves como “Yo puedo, Yo lo haré”, versus a un discurso radical poco entendible al ciudadano común por parte de Sanders, cuyo público receptor ha sido universitarios latinos, en comparación de los trabajadores y amas de casa latinoamericanas del público meta de Hillary.
A pesar de esto, decir que Clinton tiene el voto latino es muy voluble al igual que el voto de las mujeres. Cualquier cosa puede pasar en el último momento, sobre todo, tomando en cuenta que la población latina se ha vuelto más exigente y demandante sobre sus derechos, y tendrá en su poder el voto de castigo o del favoritismo.
Entre la población latina, los universitarios y los denominados dreamers (jóvenes universitarios con estatus inmigrante), están más cautivados por el mensaje de Bernie Sanders que por el de Hillary Clinton, así que el “supermartes” debe ser una de las tendencias más interesantes que servirán para prever las futuras elecciones presidenciales en el país norteamericano y, por consecuencia, ser motivo de análisis de naciones latinoamericanas sobre sus futuras relaciones internacionales.
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