Con el casco de bombero, una sonrisa y el tradicional bautizo de los socorristas, Mario Juracán, el niño que en 2007 recibió una bala perdida y que lo dejó parapléjico, ahora es un adolescente de 13 años que realizó su anhelo de ser parte del Benemérito Cuerpo de Bomberos Municipales de Guatemala.
Los miembros de esa institución declararon a Juracán como miembro honorario, durante un acto celebrado hoy en el que, para su incorporación, debió recibir un baño de agua fría como parte de su bienvenida al equipo bomberil.
En 2007, Mario, su madre Nancy, y su hermana viajaban rumbo a una fiesta de cumpleaños cuando quedaron atrapadas en medio de un tiroteo y fueron alcanzadas por balas perdidas. La tía del infante falleció, mientras él fue llevado de emergencia al hospital donde le salvaron la vida pero perdió la movilidad de sus extremidades.
Luego de nueve años de aquel ataque, cursa primero básico y durante este tiempo “ha soñado con convertirse en socorrista para salvar vidas”, asegura. Acompañado de su madre, alcanzó ese anhelo.
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