Los ministros de Finanzas y banqueros centrales del G20, que está conformado por 7 países industrializados, 12 emergentes y la Unión Europea, tratarán a partir de hoy, en Shanghái, limar diferencias y coordinar respuestas frente a los múltiples males que aquejan a la economía mundial.
Lo anterior cobra relevancia, debido a las advertencias que lanzó el Fondo Monetario Internacional (FMI) el miércoles sobre los riesgos de descarrilamiento de la recuperación económica, citando entre los factores de riesgo la debilidad de la economía china, el desplome del precio del petróleo y las turbulencias de los mercados financieros.
A este llamado de atención se sumó la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), quien recortó la semana pasada, en tres décimas, su previsión de crecimiento mundial en 2016, que será de 3 por ciento.
Urgencia
El FMI urgió al cónclave del G20 a adoptar respuestas políticas vigorosas a escala nacional y multilateral para enfrentar los riesgos y colocar a la economía en una senda de mayor prosperidad.
Entre los nuevos desafíos que afronta la economía mundial está el derrumbe del precio del crudo, la perspectiva de un Brexit (salida del Reino Unido de la eurozona) y la caída en picada de las bolsas mundiales desde inicios de año.
Además, los países emergentes han dejado de actuar como motores de la economía mundial y dos de ellos -Brasil y Rusia- se hallan sumidos en la recesión.
Pese a estos sucesos, el secretario estadounidense del Tesoro, Jack Lew, negó que el mundo estuviera enfrentando una nueva crisis y criticó a los países que quieren que Estados Unidos asuma ahora ese papel.
“No podemos ser los consumidores de última instancia”, dijo Lew en una entrevista con Bloomberg Television. Eso significa que los países con economías grandes, las regiones con economías grandes, tienen que hacer uso de sus instrumentos para impulsar la demanda global, agregó.
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