Quienes caminan de frente generan una huella que perdura más allá de su paso por esta vida.
Un personaje logra tal distinción porque sobresale en una sociedad, etiqueta que le acompaña desde que toca la fama y se prolonga, incluso, luego de su muerte.
En esa categoría están el pedagogo nicaragüense Fernando Cardenal (1925), la escritora estadounidense Nelle Harper Lee (1926) y el académico italiano Umberto Eco (1932), quienes entre el viernes y el sábado de la semana anterior se encaminaron hacia la eternidad.
Durante sus honras fúnebres Cardenal fue despedido por sus compatriotas al ritmo de “Misa campesina”, la emblemática canción del país hermano en donde el sacerdote ejerció como ministro de Educación y en la década de los 80 coadyuvó a reducir el analfabetismo de 50 al 13 por ciento.
Cuando el entonces papa Juan Pablo II promovió su expulsión de la orden jesuita y su separación de la iglesia católica por no retirarse de la cartera referida, Cardenal expresó: “Dios me ha dado el deseo de no abandonar mi trabajo; no puedo concebir un Dios que me pida renunciar a mi compromiso con el pueblo”.
A Harper Lee se le recuerda por su obra “Matar a un ruiseñor”, publicada en 1960 y que un año después ganó el Premio Pulitzer y en su adaptación cinematográfica cosechó 3 Oscar, en 1962. A lo largo de casi 6 décadas fue el único libro de ella, pero con él firmó su permanencia en la historia, pues con profunda sensibilidad condena el racismo, defiende la igualdad y alienta la ética en la administración de la justicia.
Multifacético en el estudio y creación de las letras, Eco resonó en cada campo que pisó: la filosofía, la semiótica y la literatura, apenas 3 alusiones en una cargada secuela de exposiciones en las que conjugó análisis, interpretación y propuesta, sin dejar de lado el humor ácido con que aderezaba sus comentarios.
No fue favorecido con el Nobel a pesar de que con “El nombre de la Rosa” y “El péndulo de Foucault” dio un salto al mundo de los gigantes de la novela; sin embargo, el mejor jurado ha sido la gente que devora con pasión cada una de sus producciones que también abarcan ensayos y artículos.
Los mencionados fallecieron por causas naturales, en compañía de sus familias y en medio del reconocimiento general; afortunadamente no les tocó sufrir los embates de las balas de la intolerancia o el veredicto retorcido de la discriminación disfrazada “del debido proceso”. En el caso del exclérigo, aún pudo ver cómo el papa Francisco enmendó en 2014 la plana a uno de sus predecesores.
Se han ido 3 inolvidables; Cardenal se queda en el corazón de la niñez y adultos que con su luz se acercaron a la escritura y la lectura; Harper Lee contribuyó a visibilizar prácticas deplorables y a alimentar un sueño que más adelante Martin Luther King hizo despertar, mientras desde el teclado Eco tejió un abanico de realidad y ficción que nos ha permitido mantener ojos y mente bien abiertos. ¡Descansen en paz!
Deja un comentario