Hay que enseñar y corregir para no lamentar y no aceptar el dolor donde más duele, con los hijos que fracasan, que no alcanzan sus metas.
Los padres sufren un fuerte impacto en los fracasos de los hijos, cuando una niña resulta embarazada, cuando el joven es llevado por la Policía, cuando reconocen que son drogadictos y pasan a formar parte de las estadísticas de ociosos, por no decir vagos, sin oficio ni beneficio. Pero también un buen número de ellos se queda sin tener acceso a la educación escolar y son víctimas de la discriminación por la extrema pobreza y la deserción, causada por la falta de recursos y del tiempo que debieron dedicarle a la escuela, que es parte de su actividad laboral a temprana edad.
Analizando a la ligera el porqué de su rebelión hacia la sociedad al vestirse de una manera que a simple vista se descubre que son parte de esas estadísticas, podemos decir que por falta de inquietud y deseos de superarse, que el constante repetir del mismo grado es parte de la ausencia de esfuerzo personal, de las distracciones de videojuegos, de amigos callejeros. Sin embargo, hay otros factores como la pobreza, el hambre, la falta de oportunidades y acceso a las escasas oportunidades que pueda encontrar. Pero en un estudio un poco más allá de los niveles superficiales nos lleva a contemplar la falta de tiempo y comprensión del entorno familiar, disciplina, atención, la enseñanza de principios morales y espirituales. La Biblia nos dice que debemos advertir a los holgazanes, que estimulemos a los desanimados.
Hay que enseñar y corregir para no lamentar y no aceptar el dolor donde más duele, con los hijos que fracasan, que no alcanzan sus metas. Proverbios nos exhorta a que el “temor a Dios es el principio del conocimiento: los necios desprecian la sabiduría y la disciplina”. Ser pobre no es una limitante para triunfar y prepararse en la vida.
Hay oportunidad en la nocturna, en plan fin de semana, todo es cuestión de decisión y respaldo del amor de los padres, pero el que no ama no corrige, no alienta, no respalda. Hay profesionales que comieron tortilla con sal, tomaron el rescoldo de café lavado con agua, pero un día aprovecharon las oportunidades que les presentó la educación pública, aun dentro de sus limitaciones sociales y económicas. Dejo Proverbios para meditar: “Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte”.
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