Es urgente desmilitarizarnos la sexualidad.
La sexualidad es parte fundamental de nuestras vidas, por eso es importante que todas las personas estemos informadas para tomar decisiones. Somos sexualidad.
Las sexualidades se definen de acuerdo a las relaciones sociales y la producción de la vida. Algunas veces nos auto-sostenemos y otras veces -dentro de la modernidad- sostenemos la producción para acumular riqueza con sistemas disciplinarios como la religión, el militarismo, racismo y el sexismo que moldean nuestros cuerpos. Por lo tanto, las sexualidades y los cuerpos son territorios a dominar; son territorios de poder.
Ser funcional al sistema es una de las posturas que ha salido en la aprobación de la Ley para la Juventud. Grupos anti-derechos intentan continuar en la negación del conocimiento para todas las personas y en instalar una opinión pública sobre sexualidad como aberrante y satánica, confirmando que la información amenaza al sistema de acumulación moderno/colonial.
Según la encuesta de Juventud, realizada en 2011 por la ONU, el 38 por ciento de adolescentes tuvieron su primera relación sexual consensuada entre los 15 a 19 años.
Muchas de estas sin acceso a información necesaria para decidir por lo menos sobre los métodos anticonceptivos y el cuidado ante infecciones de transmisión sexual. En 2015 parieron 81 mil 165 adolescentes entre 15 a 19 años. En nuestros vecindarios o comunidades existen mujeres jóvenes/madres sin recursos para sostenerse ellas mismas, sin oportunidades y, además, con niñas/niños para criar.
Aunque muchas iglesias, mujeres y hombres religiosos no quieren la educación integral en sexualidad, no es posible que impongan su mirada al Estado laico. Este está obligado a otorgar todos los servicios que la sociedad requiera. Ya cada persona, familia, pareja decide que métodos o caminos usar.
Otra de las problemáticas que visualiza y denuncia el movimiento feminista es la violación sexual permanente que viven niñas, adolescentes, jóvenes y adultas en esta sociedad. Un ejemplo de ello son las 5 mil 558 niñas menores de 14 años embarazadas resultado de la violencia sexual, perpetrada generalmente dentro de las familias. El servicio sexual y de cuidado han sido prácticas heredadas que la colonia instaló en nuestras vidas.
Esto nos hace pensar en la similitud de mujeres que viven hoy la violencia sexual, y los testimonios de las mujeres que denuncian la esclavitud sexual y doméstica que vivieron durante la guerra en el Caso Sepur Zarco. Es urgente que los hombres reflexionen (con información) sobre estas prácticas tan violentas y de exterminio. Es urgente des-militarizarnos la sexualidad.
Nosotras como feministas, queremos una sexualidad libre, informada y con responsabilidad colectiva. #EducaciónSexualYa.
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